El 5 de octubre de 1925, hará cien años en menos de dos meses, abrió la escuela de Terroso. Una escuela pequeña para un pueblo pequeño que, pese a todo, dejó una huella imborrable en la memoria colectiva de la localidad. Este fin de semana, para recordarla, el pueblo ha acogido una exposición coordinada por Juan Manuel Rodríguez, descendiente de este rincón de Zamora y que, cosas de la vida, es guardián de buena parte de la documentación que el primer maestro de la escuela dejó. «Vi una familia que lo tenía y les dije, por favor, no tiren eso, que vale mucho», recuerda ahora.
Hablamos de la documentación de Genaro de Barrio, el «ti Canana» en el pueblo, de familia ventera (comerciante) y maestro desde los diecisiete años, desde 1877 hasta que, pasada ya la edad de jubilación, se retiró en 1932. Un maestro «detallista, sistemático, puntilloso y que apuntaba todo», asegura Rodríguez. Gracias a aquella costumbre hoy podemos saber cómo era la escuela, cuándo se abrió o con cuantos niños contaba. En los mejores tiempos del pueblo, hasta treinta alumnos, cifra que fue poco a poco decayendo hasta que, en los años setenta y de la mano de las nuevas leyes educativas, los alumnos empiezan a ser agrupados en colegios más grandes. La escuela de Terroso perdía entonces su razón de ser.

La exposición, que se ha celebrado durante el puente de la Asunción en Terroso, contaba además con los libros de asistencia del profesor, aquellos en los que anotaba diariamente los nombres de los alumnos asistentes. «Uno de los objetivos es que la gente busque en estas notas los nombres de sus antepasados, que vean en estudiaron en la escuela del pueblo», asegura Juan Manuel Rodríguez.
La exposición ha mostrado además los conocidos «libros del maestro», volúmenes gruesos, casi universitarios, con los que el profesor se preparaba las materias que después iba a impartir, y también aquellos que estudiaban los alumnos, distribuidos por materias. Doctrina Cristiana e Historia Sagrada, Lengua Castellana (dividida en lectura, escritura y gramática), Aritmética (que no Matemáticas) y Geografía e Historia eran las materias principales, aunque también se estudiaba Rudimentos del Derecho, algo de Geometría, Ciencias Naturales, Físicas y Químicas, Higiene y Fisiología Humanas, Dibujo, Canto y ejercicios corporales, materias estas últimas accesorias.

Al «ti Canana» le debe Terroso el medio siglo de escuela, construida gracias a él. «Fue él quien hizo un informe para solicitar dinero y justificar que el pueblo tuviera escuela» y el impulsor de la búsqueda de financiación. Al no tener los vecinos dinero que aportar, el pueblo vendió terrenos comunes y un coto de caza para tener dinero con el que levantar la escuela. Costó 10.000 pesetas y se levantó durante el gran periodo de vigencia de la Ley Moyano, la primera ley de Educación de España, promulgada por Claudio Moyano, nacido en Fuentelapeña. Duraron, la ley y la escuela, hasta 1970, aunque la huella todavía se puede ver y las semillas que se plantaron han dado sus frutos.
