La evolución del parque de vivienda en la provincia de Zamora llama poderosamente la atención si uno se fija en el número de viviendas principales y no principales. En el año 2001, el ejercicio en el que arranca la serie histórica que aparece en los datos del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, había 116.042 casas en total. De ellas, 74.653 eran de uso cotidiano y 41.389 se ocupaban de manera esporádica o se encontraban vacías. Al cierre de 2024, el segundo grupo ya superaba al primero.
Es decir, de principios de siglo hasta ahora, las viviendas no principales han pasado de representar un 35% del total a acercarse al 52%. Y lo curioso es que las principales se mantienen más o menos estables. Incluso han crecido ligeramente hasta las 75.229. Son las secundarias o las vacías las que han experimentado una tendencia al alza hasta situarse en las 80.872. Es decir, prácticamente el doble que en 2001.
Con todo, el parque de vivienda de Zamora se ha incrementado notablemente en este periodo: de las citadas 116.042 casas de 2001 a las 156.101 de ahora. Son 40.000 más para una provincia en la que viven de continuo 35.000 personas menos que en el arranque del siglo XXI. Parece paradójico, pero hay que tener en cuenta ciertos aspectos: el tamaño medio de los hogares rozaba las tres personas de media hace 24 años y ahora se sitúa en 2,13, según el INE, lo que explica la resistencia de las viviendas principales; además, hay miles de hogares sin habitar ni un solo día al año; y, por otra parte, muchos de los que se van fuera quieren mantener un techo en el territorio para sus visitas esporádicas.
De este último caso hay ejemplos de toda índole en la provincia. Sin ir más lejos, en Escuredo, una pedanía de Rosinos de la Requejada pegada a la frontera con León, están censados cuatro habitantes que se convierten en decenas en el buen tiempo. No tiene nada que ver lo que uno encuentra ahora con lo que puede ver en febrero. Sus gentes explican que siempre hay alguien en la localidad, pero que nadie pasa los doce meses allí. Es el paraíso de las viviendas no principales.
En general, la llamada España Vaciada es la que más ejemplos ofrece de esta realidad. Solo hay seis provincias en las que las viviendas no principales superan a las principales. El lector podrá percibir una relación clara entre ellas. Son Zamora, Teruel, Ávila, Soria, Cuenca y Ourense. Básicamente, las que comparten la cabeza de todas las clasificaciones en despoblación y envejecimiento en el país.
Falta de oferta
Otra particularidad del escenario actual es que, a pesar de que Zamora cuenta con más de 80.000 viviendas no principales, una por cada dos habitantes, en muchas localidades sigue pesando la ausencia de oferta de hogares a la hora de atraer población. Las que están completamente vacías, muchas veces, no reúnen las condiciones para el alquiler o son poco atractivas a la venta. Las que sí se ocupan de vez en cuando, aunque sea un fin de semana al año, no están disponibles.
De ahí que las administraciones estén haciendo un esfuerzo para tratar de estimular el movimiento del mercado en las zonas rurales. Se trata de incentivos para la rehabilitación y también para el alquiler, con el fin de que una familia no tenga que volver por donde vino si escoge un pueblo de Zamora para vivir y se topa con la ausencia de un techo disponible. Bastante difícil es que alguien opte por mudarse a según qué lugares como para colocar más piedras en el camino.