La cazó al vuelo Julio Eguaras cuando César Pérez Gellida fantaseaba, este martes en Zamora, con la idea de que Quentin Tarantino dirigiera una película sobre uno de sus libros. «Ya tenemos el titular de mañana», se apresuró a decir el zamorano. Y es que, realmente, no podía ser otro, porque el escritor pucelano terminaba con este deseo su última intervención durante la presentación de Nada bueno germina, su última novela, continuación del anterior éxito del pucelano, Bajo tierra seca. Hablaba Pérez Gellida de las modas, de los públicos y de los intereses de los lectores cuando vino a la conversación la figura del director de cine de Tennessee. «Habrá alguna novela que escriba que no guste a mis lectores, lo tengo asumido, pero debo decir que a mí lo que me sorprende es que mis novelas gusten», reflexionaba, «porque no escribo pensando en los gustos de los lectores. Y puede que la novela que no guste sea la novela que yo quiero escribir, la que de verdad sea mi novela. La vida es así», asegura el escritor, uno de los más laureados de la novela negra nacional actual. No en vano , «hay gente, viven entre nosotros, a los que no les gustan las películas de Tarantino».
Y es que la figura del director de cine norteamericano sería una de las que más se adaptaría si de lo que se trata es de buscar director para Nada bueno germina, el libro que César Pérez Gellida vino ayer a presentar al Hotel NH Palacio del Duero en un acto organizado por la Librería Semuret. Una obra, recordaba Julio Eguaras, que ayer ejercía de presentador, entrevistador y conductor del acto, en la que mueren de formas más o menos trágicas (casi siempre muy trágicas) un total de 44 personajes, algunos secundarios y otros muy importantes en la trama. «Hay que acercarse a este libro como uno se acercaba a ver Juego de Tronos», bromeaba el conductor.
Pérez Gellida presentaba ayer en Zamora un libro con ritmo frenético, con amplias dosis de violencia, con su característico componente policial y con muertes, muchas muertes. Un libro, aseguraba su autor, que «huele a óxido» y que es fiel reflejo de la manera de escribir del vallisoletano. Sin guion, sin más estructura que la creación de unos personajes que la propia cabeza del novelista va colocando en la historia según avanza, sin que haya nada decidido de antemano ni nada que «tenga que suceder sí o sí» para que la novela se desarrolle. Aquí no ha cambiado Pérez Gellida, escribe ahora igual que sus primeras novelas. Los éxitos le avalan.

«No me sirve de nada planificar un capítulo porque el primero que no lo respeta soy yo. No encuentro problema, nunca lo he encontrado, en cepillarme a un pesonaje si creo que eso me va a ayudar a que la historia evolucione. Independientemente de las consecuencias que ello tenga en la trama» y con la máxima, aseguraba Pérez Gellida, de que «nunca se corrige lo que se ha escrito». Si un personaje muere, muere. No vale darle una vuelta al planteamiento capítulos después porque viene bien que siguiera vivo. «Eso siempre lo respetaré», añade el escritor.
Reconocía el escritor ante su auditorio que hay veces que se sorprende a sí mismo. «Qué cabrón, pienso a veces cuando estoy leyendo los borradores», algo que Gellida aboga por mantener. «En el thriller es fundamental que el lector no sepa nunca hacia dónde se dirige la historia. Si ni siquiera yo lo sé cuando me siento al teclado, es imposible que los lectores se me anticipen», celebra.
Con el marco de Nada bueno germina, Pérez Gellida trazó en el acto promovido por la Librería Semuret las pinceladas fundamentales de su estilo narrativo, un modo de escribir que ofrece al lector «pequeños valles de tranquilidad» en historias, por lo general, ágiles. «Estos parones son necesarios para que el lector aprecie la velocidad del texto», reconocía el autor, que pone en valor la importancia narrativa de las muertes de los personajes en textos como este. «Son necesarias, hay veces en las que hay que hacer algo para que la novela viva, para que no languidezca», aunque eso cueste a veces la enemistad de un público que haya cogido algo de cariño a un personaje determinado. «No lo hagáis con este libro», pedía el autor.
Por lo demás, el vallisoletano avanzó las fechas de su próximo libro, que no verá la luz hasta los meses finales del año que viene y que no tendrá nada que ver con el universo creado en las dos últimas obras, un universo que Pérez Gellida, ya avanzó en el NH, puede recuperar en cualquier momento. «Ahora tengo menos tiempo, con toda la promoción de la novela, y escribo menos. Pero cuando tengo tiempo de calidad avanzo mucho. En cinco o seis meses tengo gran parte del trabajo hecho», apostillaba sobre la última novela.

Y mención aparte para el capítulo audiovisual al amparo del éxito de Memento Mori, la serie de Amazon Prime que se ha elaborado basándose en el libro de Pérez Gellida. Las nuevas obras están ya en los estudios de varias productoras y «no es ni mucho menos descartable» que se pueda hacer una serie como Memento Mori, aunque de momento no hay nada cerrado. «Es verdad que daría para una serie, pero es secundario. No escribo pensando en la pantalla aunque mi estilo pueda ser más fácil de llevar al audiovisual». Así que, de momento, no queda más que echar mano de la imaginación para poner rostro a los personajes de Bajo tierra seca y Nada bueno germina. Eso sí, no les cojan mucho cariño. «Mi obligación», apuntaba el escritor, «es incomodar al lector».