Tardaron en llegar, pero lo hicieron y, como ha sucedido en el resto de ciudades en las que han hecho acto de presencia, han colonizado el sector. A día de hoy, en Zamora capital, los llamados «free tour» acaparan ya más del noventa por ciento de las visitas guiadas que realizan los turistas que llegan de manera individual, en pareja, familia o en grupos pequeños. Una cifra que marca un mínimo pero que podría ser más alta, asegura Estrella Torrecilla, responsable de la Oficina Municipal de Turismo de Zamora.
A los guías oficiales les quedan todavía, y es ahí donde resisten y se han hecho fuertes, las visitas organizadas de grupos que aterrizan en la ciudad con todas las actividades que van a realizar contratadas previamente. Los touropeardores suelen confiar en las guías oficiales de la ciudad para contratar sus actividades, apunta Torrecilla, y gracias a eso el sector, «más o menos», va resistiendo. La batalla de las visitas individuales, reconocen las mismas fuentes, está perdida salvo que se haga algo.
Desde el sector las guías turísticas ponen el foco en las administraciones públicas, fundamentalmente en aquellas que tienen competencias, para intentar parar un fenómeno que ha puesto patas arriba el negocio. «Esto es para nosotros una lacra», apunta Estrella Torrecilla, reconociendo el daño causado por estas empresas, que normalmente se anuncian por plataformas de contratación de actividades online (Civitatis, principalmente). La responsable de la Oficina Municipal de Turismo lamenta que los turistas reservan el «free tour» atraídos por la primera de las dos palabras: free (en inglés, gratis). Sin embargo, asegura que «realmente tiene poco de gratis» porque «la realidad es que prácticamente todas las personas que realizan el tour acaban por pagar «la voluntad» al guía». Una voluntad que suele rondar los diez euros por persona. «Los guías oficiales en Zamora cobramos diez euros, IVA incluido, por persona», asegura.
Y es que los guías dicen no entender cómo es posible que la remuneración o no del servicio dependa «de si gusta o no gusta lo que hace» el responsable del tour. «Es como pagar en el cine, o en el teatro, dependiendo de si te gusta la obra. Esto no va a así. El servicio se abona previamente», dice Estrella Torrecilla. «Como en cualquier servicio. Yo no conozco ninguna empresa que cobre la voluntad por el trabajo. Las cosas están tasadas y se pagan conforme a lo que valen», añade.
Por no hablar de la economía sumergida que indudablemente generan los free tour. Una visita guiada a la ciudad con 20 personas, a una media de diez euros por turista (e incluso dando por bueno que alguno abone algo menos o incluso nada) suele dejar para el guía unos ingresos de unos 150 euros por visita. Un dinero que no queda reflejado en ningún sitio, que no cotiza a ninguna institución pública porque se paga en mano y que, en la práctica, no existe. «Nosotras cobramos con IVA, los consumidores tienen unos derechos derivados de ese pago y gracias a nuestro trabajo contribuimos a mantener los servicios públicos que la economía sumergida se está cargado», concluye Estrella Torrecilla, que insiste en pedir medidas para frenar esta situación, ya «descontrolada» en Zamora desde hace varios años.