La gente del barrio que va peinando canas la recordará. Se llamaba Carmen, la apodaban «la churrera». Todavía en los años 70, iba por las calles de San José Obrero vendiendo la fritura matinal que le daba el sobrenombre. Su marido hacía los churros en casa y ella se encargaba de la tarea comercial de la forma más auténtica: a voces por cada rincón de esta parte alta de la ciudad de Zamora. Quien quería, salía a por su ración y se la llevaba. Era parte de la rutina de las gentes de este lugar.
Carmen gritaba su propio apelativo: «¡La churrera!» y el vecino salía. «Era muy entrañable», rememora ahora María Mónica Peña, una de las mujeres que este miércoles recordará a aquella vendedora en el pregón de las fiestas del barrio. Esta vez, el mensaje de apertura de las celebraciones lo darán las comerciantes y las hosteleras actuales de San José Obrero, y la mirada al pasado, a las que fueron antes de que ellas tomaran el testigo, les resulta obligatoria.
María Mónica y sus compañeras del barrio harán brillar las figuras de Carmen y de varias mujeres más que estuvieron al frente de sus negocios décadas atrás: «Muchas tenían sus establecimientos en sus propias casas o cerca», advierte la dueña de la librería Arial, en plena avenida de Galicia. Aquel sistema resultaba cómodo por varios motivos. Entre ellos, que lo de las tareas compartidas en el hogar era una quimera para la mayoría. Estaba la venta y también todo lo doméstico.

«Creo que ya era el momento de hacer visible todo ese trabajo que han hecho las mujeres del barrio, y queremos partir de las primeras, las de los años 60 y 70, para ir haciendo un recorrido por su labor y luego hasta nuestros días», apunta María Mónica, que se ha embarcado en este pregón, por encargo de la asociación de San José Obrero, junto a otras ocho o diez compañeras: algunas de los bares, «Mariví la de la panadería, Ana la de la frutería, Camino la del quiosco, Isabel la de la pescadería…».
Todas ellas estarán a las ocho en la plaza de la Encomienda para alzar la voz. «Somos las que estamos visibles de cara al público», insiste María Mónica, que apunta que las implicadas en el asunto se han documentado para «transmitir oralmente muchas cosas que no se saben». También para viajar al pasado y señalar lugares donde antaño había comercios.
Por supuesto, el pregón servirá igualmente como reivindicación de las comerciantes actuales. Las que han abierto sus negocios de cero o las que han tomado el relevo, como ocurre con la responsable de Mapy. Allí, la nuera ha recibido el testigo de la suegra para seguir con la mercería y tienda de ropa. «Con el trabajo rutinario, parece que podemos estar distanciadas, pero en el fondo estamos muy unidas en el barrio», advierte María Mónica.
Sin lluvia
Este miércoles, saldrán a mostrar esa cohesión entre las comerciantes. «Lo que pedimos es que no llueva», subraya María Mónica, que llegados a este punto pretende que el mensaje llegue a San José Obrero con la mayor nitidez posible.
