Es la una de la madrugada en el recinto ferial de Ifeza cuando tres mujeres jóvenes aparecen en el espacio central junto a un niño y una niña que apenas levantan un palmo del suelo. Los pequeños todavía tienen ganas de bromear, de reír, de trastear un poco, aunque tendrían razones para llevar fatigado hasta el humor. A las doce y media de la mañana del lunes, este grupo se quedó detenido junto a otras 480 personas dentro del tren que les llevaba a Galicia. Ocurrió a la altura de la localidad zamorana de Valdefinjas.
Allí echaron un buen rato. Luego los llevaron a Medina del Campo. Luego les dijeron que no pintaban nada en ese lugar, así que fueron desplazados a Zamora. Nadie sabe muy bien a qué. Ni los pasajeros, ni las autoridades que estaban anoche en la estación, ni nadie. Pero el caso es que sucedió así para este grupito que aspiraba a pasar la noche en Sarria para arrancar desde la localidad lucense las últimas cinco etapas del Camino de Santiago Francés. Esa aventura tendrá que esperar.

A la hora a la que las tres mujeres, los dos niños y algún familiar más tendrían que estar durmiendo en Galicia, lo que ocurre es que están dando sus datos ante las voluntarias de Cruz Roja que atienden a todo el que llega a pasar la noche a Ifeza para no tirarse en el tren o a la intemperie. También ha habido dos personas ciegas que han sido trasladadas a residencias. A última hora se ha salvado la papeleta con la gente.
Las mujeres colombianas cumplen con el trámite y se trasladan a las camas de urgencia que Cruz Roja ha instalado unos minutos antes con la colaboración de miembros del Balonmano Zamora. Pero antes de acostarse explican un poco su situación: «Nosotros veníamos de Madrid y luego llevamos todo el día así», apunta una de ellas mientras gesticula moviendo el dedo índice de su mano derecha de un lado a otro. Ninguna quiere decir su nombre, pero sí admiten dar su testimonio.
«Con toda la energía»
A las mujeres les preocupan los niños, pero también las reservas. En el Camino de Santiago, cada día hay un alojamiento en un lugar distinto. Si uno empieza con una jornada de retraso, toca cambiarlo todo. «Tenemos solamente nueve días y queríamos pasar cuatro para ver Madrid«, insiste otra de las mujeres. Ahora serán como mucho tres. Su expectativa es que un tren las conduzca este martes a su destino y, desde allí, recomenzar.
«Espero que no nos pase nada más», recalca una tercera, que ironiza con la situación: «España nos ha recibido con toda la energía».
Actualización: A las nueve de la mañana, los viajeros hacia Galicia se marcharon en autobuses rumbo a su destino.