Ya se sabía, pero los detalles y los tiempos se conocieron este jueves: el crucero de la avenida de Las Tres Cruces cambiará de lugar por las obras de humanización. No se mudará de barrio ni de zona, pero sí se trasladará unos metros para quedar ubicado en el centro de la intersección de su calle habitual con la avenida de Cardenal Cisneros, dentro de la nueva rotonda que se va a habilitar en ese espacio. La mudanza comenzará dentro de tres semanas.
El cambio implicará otro movimiento para un crucero acostumbrado a las variaciones y a la resistencia. El origen de su presencia en este lugar de Zamora capital hay que buscarlo en el siglo XVI, aunque los distintos responsables de la ciudad han ido introduciendo modificaciones sobre el formato original del calvario. La historia aparece recogida en el catálogo arquitectónico del Ayuntamiento.
En realidad, todo parte de la existencia del «humilladero por excelencia de la ciudad», que se levantó extramuros de la Puerta de San Torcuato en la primera mitad del siglo XVI. Los responsables de hacerlo fueron los patronos de la llamada Casa de Jerusalén, que introdujeron seis pasos o capillas cubiertas para representar determinadas escenas de la Pasión.
Además, la misma Casa levantó una ermita, la de la Cruz del Calvario, en un lugar próximo al que ahora ocupan las Tres Cruces. Su peso para la ciudad creció de la mano de la cofradía de Jesús Nazareno, la que transita por las calles de la ciudad en la madrugada y en la mañana del Viernes Santo. Hace siglos que, por estatutos, la procesión ha de alcanzar este lugar.

A pesar de ello, según la historia que aparece en los archivos del Ayuntamiento, el humilladero terminó por deteriorarse durante el siglo XVIII, hasta el punto de que, en 1779, se declaró su estado de abandono y ruina, y se procedió a la demolición. Ese podría haber sido el final, pero 35 años después, en 1814, se construyeron de nueva planta todas las estaciones, que pasaron a estar representadas por unas simples cruces de piedra con su peana y gradas.
Con ese aspecto, las cruces llegaron al siglo XX. Incluso, los más viejos del lugar podrían tener vagos recuerdos de cómo estaban las Tres Cruces antes de su última gran intervención, en los años 40 de la pasada centuria. Tras una iniciativa fallida a finales del XIX, Zamora aprovechó, décadas más tarde, el proyecto trazado por la Dirección General de Arquitectura para mejorar los accesos a la estación del ferrocarril con el fin de darle otro aire a su crucero.
Aquel plan pasaba por urbanizar una calle que hasta entonces era «un polvoriento paseo», y fue en ese marco cuando se construyó una plaza para ubicar el «remozado» calvario proyectado por Enrique Crespo Álvarez en 1944. La idea incluía un nuevo humilladero que debía completar las catorce estaciones del vía crucis. Pero eso nunca se hizo.
Un movimiento menor en los 90
La estampa de las Tres Cruces se mantuvo así hasta los años 90, cuando las obras de Cardenal Cisneros obligaron a un movimiento menor, similar al que se realizará ahora con los trabajos de humanización.
Como curiosidad, cabe destacar que del calvario antiguo se conserva una cruz frente a la iglesia ubicada al inicio de la avenida de Víctor Gallego, al pie de la plaza de Alemania.