El proyecto piloto de reducción de la atención presencial en veinte de los 24 cuarteles de la Guardia Civil en la provincia de Zamora se convierte en definitivo. Los datos recogidos por la propia Benemérita durante los cuatro meses en los que el plan se ha aplicado en la provincia (entre septiembre y diciembre del año pasado) justifican, explican fuentes de la Comandancia de Zamora, la adopción definitiva de este planteamiento. Un plan que no cae del todo bien entre los alcaldes de los veinte pueblos afectados ni en el seno de la Diputación de Zamora pero que tanto la Subdelegación como la Comandancia consideran idóneo para «reasignar» los recursos con los que cuenta la Guardia Civil y hacer su labor más útil para los ciudadanos.
El subdelegado del Gobierno en Zamora, Ángel Blanco, y el teniente coronel de la Comandancia de Zamora, Héctor David Pulido, han explicado este jueves por la mañana los resultados del informe a los alcaldes, una reunión en la que ha estado presente también el presidente de la Diputación de Zamora, Javier Faúndez. Por partes, Blanco recuerda que «en Zamora no se va a cerrar ninguno de los 24 cuarteles de la Guardia Civil» y pone en valor el funcionamiento de la Oficina Móvil de Atención al Ciudadano, que opera de forma intensa desde el verano y que ha registrado más actividad burocrática que todos los cuarteles de la provincia salvo los de Zamora, Benavente, Toro y Puebla de Sanabria, los únicos en los que no se modifica el horario.
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Con todo, lo más relevante de la «reorganización», como las fuentes oficiales insisten en llamar a la medida, es que debería traducirse en un incremento de las patrullas en las calles de la provincia. A falta de afinar más los datos, Pulido asegura que en el periodo septiembre-diciembre sí se han registrado 300 patrullas más de las que hubiera habido de no haberse modificado el funcionamiento de los cuarteles. Cada patrulla, apuntan las mismas fuentes, debe entenderse como una pareja de agentes que lleva a cabo un turno de trabajo «estándar» de ocho horas. Llevado este dato a lo tangible, y sacando una media por días y por turnos, la provincia habría contando con una patrulla más por turno de trabajo (mañana, tarde y noche) durante el último cuatrimestre del año. Siempre, cabe recodar, según los datos oficiales.
Con todo, tanto la Subdelegación como la Comandancia entienden la sensación imperante en los pueblos, que en la práctica ven como un servicio se esfuma sin que en ocasiones llegue a percibirse este incremento del patrullaje del que hablan los responsables del Cuerpo. «Es necesario que haya más patrullas en las calles, porque ello redunda en más confianza en los ciudadanos y produce un efecto disuasorio» en los aspirantes a delincuentes. «La conclusión que podemos sacar es que la prueba piloto de optimización deja unos resultados óptimos, hemos conseguido sacar más fuerza uniformada a la calle y somos ahora más flexibles» en los horarios de trabajo, porque personal que antes desempeñaba sus funciones de lunes a viernes ahora tiene cuadrantes más amplios, con trabajo en noches y fines de semana, periodos en los que vienen a registrarse buena parte de los incidentes.
«Esto anticipa el cierre»
Explicaciones que no convencen a muchos alcaldes y que le chirrían al presidente de la Diputación, institución que hizo bandera de la lucha por mantener los cuarteles abiertos después del verano y que ahora insiste, lo hace por boca de Javier Faúndez, en que «tenemos un retroceso en la prestación del servicio de Guardia Civil», lo que anticipa «el cierre de cuarteles en las pequeñas localidades» de la provincia de Zamora.
Faúndez insiste en que «la sensación en la provincia es que cada vez hay menos presencia de la Guardia Civil» y añade que «estamos ante un desmantelamiento progresivo de los cuarteles en la provincia de Zamora». Llama el presidente de la Diputación a «reclamar lo que es nuestro» y reivindica que «ser menos habitantes no resta derechos a los vecinos de los pueblos».
Por lo demás, Faúndez pone sobre la mesa datos sobre el estado general del Cuerpo, datos que van más allá de la reestructuración de los cuarteles pero que son necesarios para entender la situación actual. La plantilla tiene 756 trabajadores, «a día de hoy hay 62 vacantes y 133 personas que o bien están de baja o de comisión de servicio, o en alguna otra circunstancia que les impide trabajar». En total, «195 efectivos menos, que es lo que hace que haya que sacar a los agentes de las oficinas para dar servicio en las calles», reflexiona Faúndez.
Más días de apertura de los que se planteaban, pero con matices
Los datos recopilados por la Comandancia indican que los cuarteles han abierto durante los cuatro meses del proyecto piloto más días de los que en principio estaban sobre la mesa. De los 595 que se planteaban se ha pasado a que hubiera actividad en 1.146 días, sumando los veinte cuarteles, lo que deja una media de más de 57 días por cuartel sobre un total de 80 jornadas hábiles. Datos que el presidente de la Diputación tilda de «manipulados» porque, si bien están por encima del mínimo, están por debajo de lo que había hasta que se puso sobre la mesa la reducción de la atención presencial.
Tampoco queda claro, no lo han explicado las fuentes pertinentes, qué se considera un cuartel abierto (si significa que está operativo en un horario habitual o que ha estado abierto puntualmente porque se encontraba en él un agente). «Los cuarteles en los que haya un guardia civil se considerarán cuarteles abiertos», apuntan los responsables de la Comandancia. «Eso no son formas. O se está abierto o no, pero decir que un cuartel abre cuando hay un agente, que puede estar o no, no sirve. En la práctica, eso es un cuartel cerrado», concluye Faúndez.