Pasan unos minutos de las seis de la tarde de este jueves, y algo se mueve en la calle Diego de Ordax de Zamora capital. Por la escena, aparece gente que entra y sale de un local donde se percibe la agitación propia de quien tiene bastante jera y poco tiempo. Unos cargan y descargan; otros se quedan en la sala y señalan a un lado y a otro; y uno más aparece subido a lo que indudablemente se trata de la barra de un bar para hacer algún apaño en la instalación que va al techo. Hay poca pausa.
El encargado de contar el porqué de todo ese jaleo se llama Sergio Calleja, viene de Valladolid y habla con la mezcla de sensaciones que le da el hecho de haber vivido esto antes y de estar a punto de embarcarse en algo completamente nuevo a la vez. Él es el responsable del proyecto «El gato que que quería más ibus», el negocio de hostelería especializado en cerveza artesanal que traerá el mundo de las catas de esta índole a Zamora. Con los brewers correspondientes y con los maridajes como compañía.
Sergio y sus socios ya arrancaron con esto en Valladolid y en Cantabria, pero ahora expanden su idea hacia Zamora: «Lo que queremos es que la gente beba buena cerveza. Tampoco vamos a traer cosas híper caras, pero sí acercar este mundo de las artesanales a la ciudad. Tendremos seis grifos en los que jugaremos con todos los estilos, y vamos a tratar de arriesgar aquí para que la comunidad siga creciendo», apunta el empresario.
La idea de la iniciativa es mantener los colores, el logo y los estilos de los locales ya conocidos en otros lugares, y también la apuesta por los eventos, las catas y las inauguraciones: «Hacemos un montón de cosas, porque creemos que el mundo de la cerveza artesanal no se trata tan bien en este sentido. Pero no somos nada divos, no venimos de subidos ni nada. Queremos que la gente se convierta en familia y traer propuestas de iniciación o un poquito más especiales», remarca Sergio.
El planteamiento inicial es que todos los meses haya, al menos, tres o cuatro catas para acercar al público a la cerveza artesana, «que la gente la tiene ahí un poco en un pedestal y para nada es eso». Con ese fin, desembarcarán en el local los llamados brewers, los encargados de la propia fábrica de cerveza en cuestión, para contar los detalles y transformarse en «esa especie de gurús» que en el fondo son chicas y chicos normales.
La idea de las catas y el papel de Pablo
En esas catas, lo normal será que cada asistente se coloque ante cuatro o cinco cervezas con sus maridajes correspondientes, pues suelen tratarse de bebidas «más altas en graduación», y a partir de ahí comer, beber y atender a las explicaciones. Todo, en hora y media o dos horas. «Creemos que esto puede funcionar en toda España, porque la gente sigue bebiendo mucha cerveza, aunque también tendremos algo de vino o vermú», asevera Sergio.
El responsable del negocio incide en el concepto «colegueo», el mismo que ha llevado a Pablo Robles a convertirse en el encargado del local de Zamora. Este joven de Morales del Vino conocía previamente a los dueños de «El gato que que quería más ibus» y se encontró en la confluencia de querer abrir un bar y de que personas como Sergio tuvieran la ampliación de proyecto en la mirada. Así se dio.
«Aquí se va a poder probar cerveza artesana de todo tipo, tanto a nivel nacional y europeo como internacional. Vamos a tener alguna cosa americana, rotaremos los barriles y las marcas, y también habrá botellas, latas y de todo», narra Pablo. Quizá, los zamoranos terminen sabiendo un poco más de la llamada cultura craft, de la artesanía en la elaboración de la cerveza, pero al final se trata de que disfruten. No en vano, esto es un bar.