Una mina de litio en Covas do Barroso y, sobre todo, otro proyecto de extracción a cielo abierto en Vinhais, a un paso de la frontera con Zamora, con una parte integrada en la Reserva de la Biosfera Meseta Ibérica y en un área de búsqueda y prospección de unos 105 kilómetros cuadrados. Estas dos iniciativas de negocio inquietan al activismo social y ecologista del Portugal, y también a parte de la vecindad, preocupada por las consecuencias negativas que podría acarrear la implantación de estas industrias en su entorno.
Para traer la voz de esa inquietud a la provincia, y para poner sobre la mesa lo que podría ocurrir en este territorio llegado el caso, Ecologistas Zamora organizó este martes una charla con Rui Loureiro, ingeniero químico, y Henrique do Vale, antropólogo y cineasta, que ahora dirige junto a su pareja un proyecto de agroturismo cerca de Vinhais, tras mudarse primero de Francia a Lisboa y, más tarde, en la pandemia, al entorno de Tras-os-Montes.
Antes de la charla, Do Vale atendió a este medio para explicar cuáles son los planes que, bajo su óptica, amenazan al territorio, y para explicar cuál suele ser el modus operandi de empresas como GMR Constructores, la que aspira a realizar la prospección en el concello de Vinhais, dentro del distrito brigantino. En este caso, para la extracción de oro, plata, cobre, plomo, zinc y otros minerales asociados.
«Muchas veces, estos son proyectos que se hacen sin que nadie se entere, sin que se sepa. Ni siquiera las cámaras municipales», aseguró Do Vale, que recordó que es en la fase inicial de prospección y búsqueda en la que los ciudadanos pueden ofrecer su punto de vista: «Luego, en la exploración, ya no se le pide opinión a nadie», aclaró este antropólogo retornado a Portugal, que forma parte de un grupo de trabajo «apartidista» creado para alertar a la gente de la zona sobre los peligros de las minas.
Incluso, Henrique do Vale señala que ni siquiera Europa se aclara demasiado con este asunto: «Hay un antagonismo muy grande entre dos reglamentos comunitarios: uno que habla de proteger la naturaleza y el entorno, y otro que admite que hay materias críticas para la transición digital, como es el caso del litio», remarcó el activista luso. Lo que está claro, desde su punto de vista, es que el pasado de este tipo de proyectos ya deja claro que «no traen nada bueno ni para la población ni para la zona».
Los riesgos y «los agujeros»
En cambio, para el antropólogo, los riesgos sí son grandes. Primero, desde el punto de vista de las necesidades hídricas, con el río Tuela en el foco en el caso de Vinhais. Luego, están «los ruidos y la polución» que puede traer consigo una industria «que tampoco es de la que más empleos crea». «Muchas veces vienen de fuera a trabajar con máquinas grandes de empresas australianas o canadienses. Después, en quince o veinte años, cuando termina la prospección, se van y dejan los agujeros», apuntó Do Vale.
Para el portugués, los negocios de la zona ligados a la naturaleza y a la producción, por ejemplo, de castañas pueden verse afectados muy negativamente por las minas, pero también «la fauna y la flora de la reserva de la biosfera» que esta parte portuguesa comparte con Zamora. De hecho, el activismo luso mira a la provincia desde la óptica de que, pronto, los proyectos de estas características y de gran calado podrían aterrizar aquí. Y, al principio, sin hacer ruido.