«Si subes hasta la ermita, la ves. Está justo ahí». Las indicaciones de los vecinos resultan certeras esta vez. Allá donde el domingo posterior a San Marcos se celebra la romería de La Luz, entre las localidades de Moveros y Constantim, aparece una antena cuya sombra casi roza España en este soleado día de mediados de enero. La instalación se ubica al pie de la frontera, a apenas unos metros, pero dentro de la parte portuguesa. No en vano, corresponde a la compañía NOS, una de las más fuertes del país ubicado al oeste.
Los alistanos que la citan no tienen inconveniente con la estructura física como tal, sino con los efectos que viene provocando la antena en sus teléfonos desde que, hace unos meses, se instaló bien cerca de sus casas. Los vecinos hablan de entrada y salida de la cobertura, de cambios de hora en el móvil y de problemas que, si bien no les fastidian la vida, sí les hacen pequeñas faenas. Como si alguien estuviera manipulando sus dispositivos para hacerles rabiar.
Una mujer joven se ríe mientras lo cuenta desde la tienda en la que trabaja, en la localidad de Moveros: «Tenía una cita para el médico, pero me dormí porque la alarma no me sonó», explica. Su móvil había interpretado que estaba en Portugal y el despertador del smartphone se preparó para pitar a la hora convenida, pero del lado luso. Es decir, sesenta minutos más tarde.
Las personas consultadas explican que esto del cambio de hora en el teléfono les ocurre constantemente. Casi conviene volver a los aparatos y a los relojes de toda la vida para no confundirse, aunque el tema de la antena llegó a provocar algún problema de mayor calado, como explica la concejala del Ayuntamiento de Fonfría y alcaldesa pedánea de Moveros, Marta Vicente.
Esta mujer afirma que, en alguna de las localidades más afectadas, como Castro de Alcañices o Brandilanes, en las primeras semanas desde la instalación de la antena, se produjo una alteración del alumbrado público. Básicamente, al ir ligado a este mismo sistema, comenzó a encenderse y apagarse a la hora fijada… pero de Portugal. Es decir, siempre una hora antes. A la compañía encargada le tocó hacer un cambio para corregir el problema.
Empresas y médicos
Marta Vicente confirma que también le han llegado – y ha podido ver directamente – las quejas de los vecinos sobre la cobertura que se altera, los cambios de hora en los teléfonos y algún otro inconveniente generado por la antena. La concejala habla de problemas en algunos pedidos en una de las alfarerías de Moveros o de dificultades con las citas médicas y el acceso a los historiales en consultorios donde tampoco es que antes hubiera una conexión particularmente buena.
Aún así, la concejala asegura que fue peor al principio. Ahora, para lo principal, la zona se ha ido adaptando: «Lo que nos queda es acostumbrarnos o que las antenas españolas funcionen con más potencia», explica Vicente. Es decir, básicamente, buscar alternativas para que NOS invada menos los dispositivos de la parte alistana.