Castilla y León necesitaría de 4.037 enfermeras más de las que a día de hoy trabajan en hospitales y centros de salud públicos para «garantizar una asistencia segura para profesionales y pacientes». Son datos que pone sobre la mesa el sindicato de Enfermería, Satse, que indica que solo con esa cifra se alcanzarían las ratios promedio de la OCDE (9,04 enfermeras por cada mil habitantes). El colectivo aboga por un «número máximo de pacientes asignados a cada enfermera ya que, de lo contrario, aumenta el riesgo de mortalidad» de los usuarios del sistema sanitario.
Satse, además, valora positivamente que el Ministerio de Sanidad «constate la necesidad de enfermeras que padecen los sistemas de salud como el de la comunidad». Los problemas existentes con el déficit estructural de plantillas enfermeras en Sacyl no son algo nuevo, asegura el sindicato, sino que se han “perpetuado” con el paso de los años, apuntan desde la organización sindical, que demanda medidas que atajen el problema «por sus graves implicaciones para los profesionales, que se ven obligados a soportar cargas de trabajo que afectan a su salud, así como para los pacientes, que ven cómo la asistencia sanitaria se resiente».
Satse también matiza que el hecho de que Castilla y León cuente con una ratio de 7,35 enfermeras no se debe exclusivamente a que hayan aumentado las plantillas de profesionales, sino a que en la Comunidad también se ha producido un descenso de población entre los años 2018 y 2024 (de 2,4 millones de habitantes a 2,39 millones), lo que eleva la ratio de enfermeras. Dicho esto, la realidad es que en Castilla y León la ratio de enfermeras es bastante superior a la media del país, establecida en 6,3 profesionales por cada mil habitantes según los datos difundidos por Sanidad.
Diho esto, Satse incide en que la media de pacientes que son atendidos por una sola enfermera en un hospital oscila entre los 15 y más de 20, «cuando la ratio segura y adecuada no debería superar los ocho pacientes». Esta situación conlleva «más riesgos y complicaciones y un aumento de las muertes, según evidencian todos los estudios y análisis científicos realizados al respecto».
El sindicato del ramo alerta de que este importante déficit de enfermeras conlleva, según distintos estudios científicos nacionales e internacionales, «que las complicaciones en el proceso de atención y cuidado aumenten e, incluso, haya más fallecimientos. Así, la infradotación de enfermeras y enfermeros conlleva un aumento de un 7% de la mortalidad en pacientes hospitalizados».