Los dos bares de Palacios de Sanabria solo están separados por la travesía de la carretera nacional que cruza el pueblo. Si uno quiere cambiar de parroquia para echar el café, no necesita grandes alardes físicos. Con quince segundos a pie basta. En un día de enero cualquiera, ambos locales tienen gente a media tarde, lo que evidencia que por aquí queda vida para sostener a los negocios de hostelería. Y eso que faltan algunos fijos, según advierten los vecinos: hay un entierro en Vime, el pueblo de al lado, y varios han acudido a presentar sus respetos.
Los que se han quedado en los bares se reparten entre la barra y las mesas, donde aún resiste también alguna partida, pero ninguno habla cuando escucha la pregunta sobre el parque solar que se va a instalar en la localidad. En el negocio de la parte baja de la carretera, la mujer que está detrás de la barra asegura que nadie saca la conversación por allí; en el de arriba, el bar El Cruce, su responsable se indigna al conocer que Ecologistas Zamora ha advertido sobre las posibles consecuencias de la instalación para los ecosistemas: «Eso lo dicen los de Madrid, los que no viven aquí», advierte.
Tanto los responsables de los bares como el alcalde, José Benedicto Ledesma, aseguran que no es cierto que en este municipio exista un rechazo generalizado a la puesta en marcha de un macroparque solar en terrenos comunales. El colectivo ecologista previamente citado habló en su momento de «atropello», del final de la movilidad para ciertas especies, de unas praderas «salvajemente dañadas» o de «un desierto sin vida». También, de una «alteración escandalosa» y de una visión cortoplacista de los ayuntamientos.
Lejos de una réplica exaltada, Ledesma se expresa con calma para explicar que la gente no está en contra y para dudar del impacto negativo que sugiere Ecologistas Zamora: «No sé si algo malo tendrá», desliza el alcalde, que pone sobre la mesa que la gente del pueblo «no está en contra», más allá de «alguno». «Lo que está claro es que repercutirá en lo económico», asevera el regidor municipal. Para bien, claro.
Ledesma habla de los beneficios para los negocios de la zona durante la fase de puesta en marcha del parque, activa en estos momentos, y reconoce que para el Ayuntamiento también supondrá un desahogo. «La cantidad exacta no la sé, pero pueden ser unos 200.000 euros al año», advierte el alcalde, que recuerda que, en municipios como el suyo, con cuatro localidades que atender y la población muy diseminada, la financiación resulta clave para prestar los servicios.
«Hay que atender a los pueblos»
Por ejemplo, Palacios de Sanabria carece ahora de alguacil, y la llegada de los nuevos ingresos por la instalación de las placas solares en sus tierras podría permitir la creación de esa plaza «y que se hagan más cosas». «El parque está en un lugar apartado, con la población más cercana, que sería Remesal, a unos dos kilómetros», insiste Ledesma, que recalca que los que se han quejado no se han dirigido directamente a él. «Y la mayoría no son de aquí», subraya.
El alquiler de las tierras para la instalación de las placas se firmará por más de treinta años merced a un proyecto que el alcalde de Palacios de Sanabria heredó del equipo de Gobierno anterior: «Hay que atender a todos los pueblos», insiste el mandatario municipal, que entiende que la cesión de las tierras vale la pena esta vez. «Además, se habla de que la empresa podría crear tres o cuatro puestos de trabajo», zanja Ledesma, que tiene claro qué lado de la balanza pesa más para el Ayuntamiento en este debate.