Camiseta blanca, letras azules y cartel con el número: 11840. A eso de las once y media de la mañana, Ángel Martín no sabía a quién o a quiénes le había vendido los diez décimos del tercer premio de la Lotería de Navidad, pero él estaba feliz. De su mano había salido la suerte. Otra vez. Ya hace algunos años, el responsable de la administración de la calle Pablo Morillo de Zamora capital había repartido parte del Gordo. Esta vez, no ha sido la cifra más mediática de la mañana, pero sí mucho dinero.
En concreto, 500.000 euros, 50.000 por cada uno de los décimos despachados «entre julio y agosto», según ha comprobado el lotero en su propia administración, la que heredó de su padre, llamado Ángel como él: «No sé quién los tiene, pero por la pinta suele ser gente que busca una terminación en concreto y no se quiere quedar sin ella, o algún turista que ha pasado para llevárselo a la familia», ha apuntado Martín.
«Esperemos que sea de aquí», ha deslizado el lotero, que ha colocado el cartel del premio a la entrada sin saber mucho más. Sea en Zamora o fuera, diez familias se estarán acordando ahora de él como el transmisor de la suerte que les ha arreglado el año y un poquito más.
Conviene recordar que el premio ha dejado otros 500.000 euros en la administración de la plaza del Grano de Benavente, y 50.000 euros más en otro establecimiento de la villa benaventana.