El lobo es un animal presente en la cultura occidental en infinidad de mitos, símbolos, leyendas y composiciones literarias. Desde la fundación de Roma al temido personaje de cuento (“¡Que viene el lobo!”), pasando por la frase homo homini lupus (“el hombre es un lobo para el hombre”), originaria de Plauto (Asinaria, 495), aunque más conocida desde Thomas Hobbes (1588-1679), este animal está todavía presente en nuestras vidas desde la infancia (con canciones como “Cinco lobitos tiene la loba”) hasta la vida adulta. Como cuando los italianos desean suerte con su frase “In bocca il lupo” (que en castellano tiene una traslación más taurina, con “al toro”).
Pero lo que menos lectores sabrán es cómo el lobo pervive en multitud de nombres de persona. Veámoslo.
Un generador de nombres de persona
De hecho, el lobo es el animal que más nombres de persona ha generado: más de 175.000 españoles, según el Instituto Nacional de Estadística, llevan algún derivado relacionado con el lobo. Llegan a la lengua española procedentes de diversas raíces (lupus en latín, lýcos en griego, wulf en germánico) y por distintos canales.
Lope, nombre del Fénix de los Ingenios, significa “lobo”. No es muy común hoy como nombre de pila (750 hombres), pero es frecuente en el apellido López, “hijo de Lope”.
Además, hoy se encuentra ya registrado Lobo desde que en 2016, y tras una polémica en España con este nombre, una familia de Fuenlabrada logró –gracias a una petición de Change.org y a la participación ciudadana– que el Registro Civil lo aceptara.
Como apellido era bien conocido. A mediados del siglo V existió un obispo de Troyes, san Lobo, que libró a la ciudad de la ira de Atila. Menos extendidos son Luperco, Lupercio, Lupicinio y el mismo Lupo, presente en Italia. Lúpulo –“lobito”, de origen latino– ha caído en desuso. No corresponde, sin embargo, a esta raíz Guadalupe, que en algunos libros se ha querido ver que significa “río de lobos”, por los lobos que abrevaban en él. Quedan así descartados también Lupe y Lupita. Algunos arabistas piensan que el nombre Guadalupe proviene de Uab-al-hub, “río de amor”.
Licurgo proviene del griego y significa “ahuyentador de lobos”. Licario es también de origen griego y significa “lobo”. De esta misma raíz (lýcos) procede licántropo, “hombre-lobo”. Y es posible que muchos hayamos estudiado en un liceo (yo, al menos, sí), que procede del Liceo, nombre de la escuela donde enseñó Aristóteles en Atenas, llamada así porque en su recinto había un templo dedicado a Apolo Lycaios, o ahuyentalobos.
Wolf y la raíz germana
La raíz germánica Wolf es sin duda la más fértil. Adolfo procede del antiguo alemán Athalwolf o Adalwolf, formado por la unión de Athala, “noble”, y wulf, “lobo”. Por tanto, significa “noble lobo”, metafóricamente “guerrero arrojado, o de noble estirpe”. Lo llevó Hitler, por lo que en Alemania este nombre ha quedado prácticamente proscrito.
Debemos incluir aquí Ataúlfo, que es de donde proviene el nombre del primer rey visigodo en Hispania (siglo V). Rodolfo, a su vez, procede del germánico Ruodwulf, “lobo famoso”. Recordemos aquí que el lugarteniente de Hitler, el número 2 del montaje ideológico nazi, era precisamente Rudolph Hess. Podríamos decir que el mundo nazi estuvo gobernado por dos lobos.
Ulrico es más frecuente en lenguas sajonas: Ulric, procede del germano y significa “jefe lobo”. Ranulfo, que nos suena a comedia de Pedro Muñoz Seca o Arniches, es también de origen germano: “escudo de lobo”.
Randolfo es una variante española de Randolf, que significa también “escudo de lobo”, formado por rand “borde de un escudo” y wulf “lobo”; tiene como hipocorístico Randy. Rudi, femenino de Rudy, es diminutivo de Rudolf: lobo famoso. Raúl es la forma francesa de Radulf, nombre germánico compuesto de rat, “consejo, consejero”, y wulf, “lobo” (metafóricamente “guerrero arrojado”, es decir, la forma culta de decir nuestro “viejo lobo de mar”).
Gandolfo data del siglo VII y significa “camino del lobo”. Inolvidable el personaje de Gandalf en El Señor de los anillos. Udolfo es de origen inglés y significa “lobo”; tiene como variantes Udo y Udolph.
De la misma raíz es Wolfang, nombre que ha llevado el considerado como el más grande músico de la historia, Wolfang Amadeus Mozart. Pero también Wolfram, con el significado de lobo y cuervo, que es origen del nombre del elemento químico metálico, de número atómico 74, el wolframio o tungsteno. En Francia existe un san Vulfrano, unión de lobo y cuervo, que fue obispo de Sens en el siglo VIII.
Lobos africanos y náhuatl
También podemos rastrear el nombre del lobo en personas provenientes de las lenguas más insospechadas. Tanto Anuk como Anouk, términos de origen teutón, significan lobo. También Tala es lobo en indio americano. Zeeb es un nombre masculino hebreo que significa lobo. Lo encontramos en la Biblia en el libro de los Jueces. Son variantes Zev, Zeev y Zei.
Steinólfur es nombre islandés, variante del noruego, que refleja la unión de stein, piedra, y ulf, lobo. Sirhan es un nombre de niño de origen africano que significa “lobo”. Velkan es de origen eslavo: “lobo valiente”. Cuetlachtli procede del náhuatl y significa también “lobo”.
¿Y las lobas?
Habrá visto que apenas tenemos nombres femeninos. Hay quien piensa que Orfilia es de origen germánico y significa “mujer lobo”.
Está claro que loba en un sentido metafórico, aplicado a la mujer, significó desde época antigua otra cosa. En latín lupa era la ramera, y el lugar donde ejercían la profesión era el lupanar, nombre que ha subsistido.
Si yo le hubiera dicho al comenzar el artículo que más de treinta nombres de persona existen en España con la raíz de lobo, es posible que usted me hubiera dicho con un deje despectivo “Menos lobos, Caperucita”, pero ahora se habrá ya dado cuenta de que no son menos sino más de treinta.
Javier del Hoyo Calleja, Catedrático de Universidad (área de Filología Latina), Universidad Autónoma de Madrid y José Luis Acebes Arranz, Catedrático de Fisiología Vegetal, Universidad de León
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.