Más de medio millar de personas ha salido a la calle en la tarde-noche de este sábado para protestar contra la expansión de la industria del biogás por la provincia de Zamora. Doce proyectos, repartidos fundamentalmente por las comarcas del Tera, Esla y Tierra del Vino que han traído a la capital a ciudadanos de un buen número de localidades afectadas para «que los de la capital se den cuenta de que tienen la mierda a las puertas».
Zamora se encuentra, apunta Jenaro Leal, portavoz de la plataforma, en un momento «crucial» de su historia reciente, con más de una decena de plantas de biogás proyectadas y con la amenaza de la circulación de decenas de camiones cargados de purines y estiércol por las carreteras de la provincia todos los días del año. «Esta industria trae olores y un importante impacto a los municipios. No queremos que el agua que bebemos esté contaminada, la que beben nuestros animales y también con la que regamos nuestros campos. Ni queremos las enfermedades que están asociadas a los gases que salen de este tipo de plantas», apunta por su parte Lydia Bermejo, de la plataforma Stop Biogás El Cubo del Vino.
La presencia de colectivos ciudadanos de diversos puntos de la provincia permite aprovechar la manifestación para hacer un retrato del estado de varios de los proyectos que están ahora sobre la mesa. Por ejemplo, la de Vega de Tera, que fue la que despertó el descontento social en primavera, está «más muerta que viva», dicen los vecinos, ya que la alcaldesa «ha perdido la mayoría» y el Pleno ya votó no a la desafección de los terrenos municipales para vendérselos a la empresa interesada en las obras. Así que, al menos en el lugar en el que estaba proyectada, «no se hará», aseguran fuentes de la oposición en la localidad. «Los terrenos son del pueblo y así debe seguir siendo», aseguran las mismas fuentes, que aunque no descartan que la empresa apueste ahora por algún terreno privado, sí aseguran que el panorama es ya «más complicado» para la sociedad impulsora.
Más tensión en la Tierra del Vino
Donde los ánimos bajan mucho más caldeados en la Tierra del Vino. Ahí hay sobre la mesa tres plantas, dos en Peleas de Abajo (una de las cuales habría empezado las obras «de manera irregular», indican desde la plataforma Stop Biogás) y una en El Cubo del Vino, la que a la postre motivó la aparición de una plataforma vecinal que ha sido clave para conseguir la unión provincial que hoy ha salido a la calle. Vecinos de Jambrina y de El Maderal (principalmente), los primeros encabezados por su alcalde, Rafael Calvo, han llegado por centenares a Zamora en la tarde del sábado. De hecho, no es exagerado decir que la mitad de la manifestación estaba compuesta por vecinos de estas dos localidades.
En Jambrina el descontento es brutal. Calvo apunta que las plantas proyectadas en Peleas de Abajo, que están en el término municipal del pueblo vecino, están en realidad más cerca del núcleo urbano de Jambrina que del de Peleas. «Ellos se llevan la pasta y nosotros nos comemos la peste», indica el alcalde mientras sujeta la pancarta en el avance de la manifestación por Santa Clara. «Estamos hablando de plantas que van a necesitar 150.000 toneladas de combustible al año, que por nuestro pueblo van a pasar 30 o 40 camiones todos los días. Es vergonzoso», asegura.
En El Maderal hablan los vecinos, que temen que la planta de El Cubo contamine «un acuífero muy bueno con el que regamos nuestras tierras» y que comiencen a llegar macogranjas a la zona. «La planta va a estar a cuatro kilómetros de El Maderal, pero ya se han hecho estudios y el aire suele soplar en dirección a nuestro pueblo», lamentan los vecinos.
La experiencia de Salamanca
Los colectivos zamoranos han recibido el apoyo de la plataforma de Villamayor, en Salamanca, que la semana pasada celebró una concentración con una afluencia menor que la registrada este sábado en Zamora. Habla en nombre del colectivo Ruperto Sánchez, a quien se le nota la información recopilada durante los últimos meses. En la provincia de Salamanca, indica, hay sobre la mesa siete proyectos de plantas de biogás, algunas de ellas tan cercanas a los pueblos como las de Zamora, y una en concreto a las puertas de la capital provincial. «Lo que pedimos es que esto se pare. Hay que legislar, saber bien los riesgos que hay para la salud, los problemas a los que se puede enfrentar la población, y hay que poner unas normas rígidas que cumplir. Mientras no se aprueben las normas, la instalación de esta industria debería detenerse porque, una vez se han puesto en un sitio, ya no se mueven», apunta Sánchez.
La plataforma salmantina se ha puesto ya en contacto con químicos y con profesionales expertos en la materia para medir la contaminación que esta industria emite al aire y que, según indican, la Junta de Castilla y León no se encarga de medir. «Son los llamados HAP, que son potencialmente muy peligrosos. No sabemos en qué cantidad se emiten».
«Han puesto precio a nuestra salud»
La manifestación ha finalizado su recorrido en la plaza de La Marina, frente a la sede de la Junta. Ahí se ha leído el manifiesto, que insiste en el argumentario repetido durante las últimas semanas: malos olores, camiones y amenaza de macrogranjas en las zonas con plantas de biogás. «Ahora, a cambio de unos cuantos posibles empleos y de unos supuestos ingresos en impuestos, pretenden que les entreguemos nuestro campo como lo hemos conocido hasta hoy, los aromas de nuestra tierra, nuestro aire limpio de contaminación, y el mayor tesoro heredado de nuestros antepasados, que es la obligada herencia de nuestros hijos: el agua de nuestros acuíferos».
«Han puesto precio a nuestra salud y al futuro de nuestra provincia», concluyen.