Cuatro personas (dos veterinarias y dos auxiliares de clínica) a la calle y decenas de mascotas con tratamientos a medias y, en el mejor de los casos, obligadas junto a sus dueños a cambiar de veterinario. El cierre de Kinditin, una de las clínicas veterinarias más concurridas de la capital, pilla con el pie cambiado a un buen número de personas y afecta de forma determinante al futuro laboral de cuatro jóvenes profesionales a las que la empresa no ha dado explicación de ningún tipo.
Las trabajadoras, consultadas por este periódico, aseguran que llegaron el jueves a trabajar «como cualquier día» y que, aunque las tarjetas de «fichar» no funcionaban, sí comenzaron a trabajar como una jornada normal. La única novedad que había el día, hace 48 horas, era el anuncio de la visita de un responsable de la empresa. Kinditin pertenecía a la cadena de clínicas VetParnerts España, que adquirió el negocio de Zamora y uno de Benavente hace unos años. Desde entonces, aunque se ha mantenido el nombre, la clínica dejó de ser propiedad de sus antiguos dueños zamoranos.
La visita del responsable de VetPartners se tradujo en el anuncio de que la clínica cerraba por una cuestión «exclusivamente económica», ya que la empresa matriz consideraba que el negocio no era lo suficientemente rentable. «Lo que más nos duele es que no nos hayan dejado despedirnos de nuestros clientes. Al final esto no es un negocio en el que tú te vas y ya está, también entra en juego la parte emocional». Los clientes están intentando ponerse en contacto con la clínica para, primero, despedirse de las trabajadoras y, segundo, conocer qué pasos dar con sus mascotas en los casos en los que los tratamientos se han quedado a medias.
Los trabajadores de la Clínica Veterinaria Benavente, que sí mantienen abiertas sus puertas, son los que se están encargando de remitir a otros veterinarios los historiales de los animales y los tratamientos que hasta ahora se han seguido, indican fuentes de la empresa.
Los clientes que tenía la clínica eran en su mayoría personas que llevaban ya muchos años llevando a sus mascotas a Kinditin. «La gran mayoría, aunque cambió la propiedad de la clínica, siguieron con nosotras. Ahora algunos se han quedado en una situación delicada, estamos haciendo lo posible por solucionarles la papeleta», añaden las mismas fuentes.
Hogar para dos gatos
La plantilla busca, además, hogar para dos gatos que vivían en la clínica y que las cuatro trabajadoras se encargaban de alimentar y cuidar. Ahora, con el cierre, ninguna de ellas puede llevarlos a casa, por lo que ya se está hablando con asociaciones y con familias particulares que los puedan acoger. «También nos da mucha pena por ellos, se han quedado sin hogar», añaden desde la plantilla.
De momento, una trabajadora se ha quedado en casa a uno de los animales y otro ha ido a casa de la anterior propietaria del negocio. «Formaban parte de nosotras, pero todas tenemos gatos y perros en casa que son incompatibles», indican las trabajadoras.