Cualquier medio es poco. Desde este fin de semana, la llegada de personas y maquinaria pesada a Levante para luchar contra la DANA se han intensificado de una manera muy importante, llegando a Valencia efectivos de todos los cuerpos disponibles. Por especializados que sean y por poco familiarizados con el operativo que estén. Es el caso de las Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales, las conocidas BRIF que tan presentes se hacen en la temporada de verano para luchar contra los incendios. Una de las que ha ido es la BRIF Laza, de Orense, a cuyo mando se encuentra el jefe de brigada Raúl Ferrero, un zamorano de El Puente de Sanabria.
Ferrero está al mando de una de las diez bases en las que los efectivos de las BRIF se han repartido por la Comunidad Valenciana, cada una de ellas formada por sesenta efectivos aproximadamente. Su unidad llegó a la zona este lunes, cuando fueron movilizados, seis días después de unas riadas de las que hoy se cumple una semana. «Nos hemos encontrado lo que, a la vista de lo que se ve por la televisión, ya nos esperábamos. Coches desmangados, árboles caídos y mucho barro en todos los sitios, como si fuera una zona desolada», asegura Ferrero en conversación con este periódico.
El trato con la gente ha sido, de momento y a la vista del poco tiempo que llevan sobre el terreno, escaso. Pero suficiente para percibir la «frustración y la resignación» que imperan en el terreno. «Hay gente aquí que lo ha perdido todo, desde la casa hasta el coche y, en el peor de los casos, a algún familiar. Es una zona muy dañada», resume.
La primera misión de la BRIF Laza en el terreno está siendo despejar los cauces de los ríos y arroyos que provocaron las inundaciones del martes, que han quedado llenos de barro, maderas e incluso muebles arrastrados por la fuerza del agua. Una tarea de que momento se está haciendo sin material especializado. «Estamos despejando los cauces con herramientas que nosotros usamos para apagar incendios forestales», apunta, sin renegar ni mucho menos del trabajo encomendado. «Aquí hacen falta todo tipo de medios, así que estamos contentos de poder ayudar», apostilla. La unidad estará sobre el terreno, al menos, una semana, calcula el zamorano.
La tardanza de la ayuda
Preguntado sobre la percepción general de que la ayuda ha tardado en llegar, Raúl Ferrero puntualiza. «Puede ser la sensación general, pero la realidad es que coordinar un operativo tan amplio es una cuestión que tiene mucha dificultad y mucha complejidad», indica. «Muchas veces no por tener más medios vas a hacer un trabajo mejor, porque si no hay coordinación» pueden llegar a sobrar manos, añade.
La BRIF Laza, como el resto de las unidades de su clase, depende exclusivamente del Ministerio de Transición Ecológica. «Nosotros viajamos entre comunidades», como es el caso, pero es la comunidad autónoma receptora de la ayuda la que activa el mecanismo.