Una comedia «mordaz», la mueca irónica, una historia «estupenda» con «un reparto de excepción» y escrita «por un heredero de los grandes dramaturgos que están en el imaginario de todos». Así es La Gramática, la obra de Ernesto Caballero que se estrenará este viernes. Y lo hará en Zamora, en el Teatro Principal, que recibirá este regalo y que responderá con un lleno. Al menos, esa es la previsión. Ya solo quedan por vender algunas localidades con visibilidad reducida.
Todo esto lo ha explicado el director del liceo municipal, José María Esbec, que ha ejercido como maestro de ceremonias de la presentación de la obra, celebrada en el foyer del teatro, el vestíbulo. Allí se ha plantado el propio Caballero junto a los dos actores del elenco: ella, María Adánez; él, José Troncoso. A su lado, el concejal responsable del teatro, David Gago. Entre todos, han ido dando forma a lo que será un estreno que marca «el camino» de lo que aspira a ser esta instalación pública: «una referencia para los vecinos de Zamora», como ha subrayado el edil.
A partir de ahí, el turno ha sido para Caballero y los actores. El director de la obra ha empezado por elogiar el trabajo de Esbec al frente del teatro, con «una programación que se define por la excelencia», y ha pasado a relatar el contenido de su propuesta, con el difícil escollo de contar sin destripar. Es decir, sin «hacer spoiler». «Esta es una fábula distópica que se desarrolla en un presente que puede ser futuro o en un futuro que puede ser pasado. Es un cuento que tiene mucho de sátira y que sitúa como protagonista a la lengua española», ha indicado el responsable de la producción.
La trama se centra en la historia de una trabajadora de la limpieza de la RAE que, en plena faena, recibe el impacto de los volúmenes de las gramáticas de la lengua castellana editadas a lo largo del tiempo. Tal suceso le confiere «grandes habilidades retóricas» que, paradójicamente, «le procuran la marginación de su núcleo social por hablar correctamente». Ante eso, la mujer decide acudir a un terapeuta para someterse a tratamiento.
El telón de fondo de la obra es «esa liberación a la baja» que Caballero percibe en la sociedad y que «también ha llegado al lenguaje». «Seguramente, obedece a una voluntad de estrechar los márgenes del pensamiento. Supone reducir el universo de las personas y eso deviene en una ciudadanía más fácilmente manejable», ha opinado el director de La Gramática, que ha plasmado esa idea en la escena con la complicidad de su reparto.
La protagonista principal de la obra es María Adánez, que ha admitido su predilección por el teatro zamorano, un lugar donde actuó por última vez el año pasado, junto a Pepón Nieto, en «Ay, Carmela». «Es una obra muy especial, muy original, y el mío es una joya de personaje», ha considerado la actriz, que ha incidido en ese «nuevo universo» de la trabajadora de la limpieza que «la lleva a la absoluta soledad». «Es una función muy divertida en una situación inusual», ha insistido la intérprete, que ha deseado que el público reciba la obra «con la misma pasión y la misma entrega» que ellos la han afrontado.
Su compañero José Troncoso ha remarcado el carácter distópico del texto de Caballero, pero ha puesto el acento sobre el mensaje: «Habla de cómo tenemos que degradarnos para formar parte del rebaño, del conjunto. Es una sacudida», ha repasado el actor, que ha concedido que «ha sido un placer jugar con María (Adánez)» en este proyecto que empezará a girar por otras ciudades una vez el Principal pose los primeros ojos sobre la comedia.
Un arte «infectado por el buenismo»
Ya ante las preguntas de los medios, Caballero ha matizado que la obra, más que ofrecer una moraleja, «procura plantear preguntas». «El teatro debe esforzarse por suscitar preguntas inesperadas más que dar asertivamente respuestas», ha argumentado el director, que ha reconocido, ya dentro del fondo de su texto, que la sociedad ha pasado del complejo por la incultura a «hacer gala» de ella públicamente.
A su juicio, eso también se ha trasladado al arte, «infectado» por cierto «buenismo de la corrección política». «Creo que es algo preocupante», ha zanjado Caballero.