El precio de los alquileres subió un 20% entre 2015 y 2022 en Zamora capital, según los datos de la Agencia Tributaria. El incremento no es desdeñable, e implica que una renta que siete años antes suponía un desembolso de 6.000 euros anuales, ahora implique un gasto de 7.200 para las familias en ese mismo periodo. Lo que ocurre es que la ciudad se puede dar por contenta si se compara con su entorno. El aumento de sus precios ha sido el más bajo de una capital de provincia.
Así lo indica el informe titulado «El mercado del alquiler de vivienda residencial en España: evolución reciente, determinantes e indicadores de esfuerzo», publicado este miércoles por el Banco de España. El documento subraya que el aumento acumulado de los precios presenta una menor intensidad en las capitales que no se encuentran en el arco mediterráneo o no están situadas cerca de las grandes áreas urbanas, y coloca a Zamora a la cola de ese incremento en todo el país.
Es cierto que conviene hacer distinciones por secciones censales, pues hay zonas de la ciudad donde la renta se elevó hasta el 30% en la citada horquilla temporal, mientras que hay otros lugares donde el aumento apenas pasó del 10%. La media por metro cuadrado, en todo caso, se situó en el mencionado 20%, ligeramente por debajo del entorno, pero por encima de la inflación media acumulada entre 2015 y 2022, que ascendió al 16%.
En lo tocante a las ciudades que aparecen en el otro lado del gráfico, el precio medio del alquiler por metro cuadrado se elevó un 50% en Valencia y más de un 40% en Málaga y en Palma. En Madrid, la subida promedio se situó en el 30%, mientras que en Valladolid se ubicó en el 25%.
Las conclusiones del Banco de España
El análisis presentado señala, además, según el Banco de España, «un crecimiento insuficiente de la oferta de vivienda de alquiler residencial para absorber el sostenido aumento de la demanda». Esta rigidez relativa de la oferta de alquiler de vivienda habría resultado en un crecimiento de los precios del alquiler que, en promedio, se situaría por encima del aumento de la renta de los hogares arrendatarios.
Como consecuencia de estos desarrollos, «la economía española destaca entre las de la UE-27 por la elevada proporción de hogares arrendatarios que se encuentran en una situación de sobreesfuerzo para hacer frente al gasto del alquiler de la vivienda». Un elevado esfuerzo asociado al alquiler de vivienda» puede dar lugar a efectos económicos y sociales adversos que justifican la intervención pública».
En particular, estos significativos esfuerzos «dificultan la emancipación de los jóvenes y su capacidad de acumulación de capital humano, disminuyen la movilidad geográfica de los trabajadores, y dan lugar a situaciones tanto de sobreesfuerzo y consumo restringido como de pobreza y exclusión social entre los hogares con menores ingresos», según la valoración del Banco de España.