«Sharonne es una muñeca recortable». La propia aludida se definió así ante los espectadores de Drag Race España, el concurso televisivo que ganó en el año 2022 y que elevó considerablemente su fama: «Eso no solamente implica versatilidad, también las ganas de pasárselo bien. Le estás mandando un mensaje al público», señala la artista, el alter ego de Cristóbal Garrido y la protagonista del show que saldrá este miércoles a la escena del Teatro Principal (20.30 horas) para homenajear a las divas.
Ellas van de Edith Piaf a Madonna, pasando por Chavela Vargas o Barbra Streisand. Todas tienen un hueco en este espectáculo vocal humorístico, pero también evocador: «Me considero una gamberra teatral, es lo que he hecho toda mi vida», sostiene Sharonne, que aspira a trasladar al público zamorano a los recuerdos musicales de toda una vida y a generar esa «carga emocional» sin abandonar el espíritu cabaretero de un show con un nombre sin dobleces: All divas.
«Los recuerdos que tenemos de nuestra vida casi siempre van asociados con una canción: la primera vez que fuimos a una discoteca, la primera vez que bailamos con un chico o una chica que nos gustaba, o el tema que nos ponía de buen humor al escucharlo en nuestra habitación», enumera Sharonne, que admite el atrevimiento que implica ponerle voz a según qué temas: «Pero yo me lanzo al vacío y al barranco. Si no, ¿para qué hacemos las cosas», reflexiona.
Su show adapta las canciones a su propia voz acompañada por un piano de cola: «Soy muy natural haciendo mis espectáculos. Me gusta que se genere un espacio de amigos», apunta Sharonne, que aspira a conectar con la gente a través del humor: «Pero no ridiculizo, no me meto con nadie. Simplemente, charlo con la gente y hago el humor que haría si estuviéramos entre amigos. No pretendo que las personas se sientan incómodas, sino que quieran volver a mi espectáculo. A veces, las cuelo un poco duras, pero siempre con cariño y con un poco de sentido común», recalca la artista.
Esa forma de hacer las cosas no le será de todo desconocida a la gente que siguió su actuación televisiva en Drag Race España: «Es algo que se ve en el mundo entero, que tiene una cantidad de fans importante y que te puede provocar vértigo. Es un arma de doble filo. Lo que digas está bajo la supervisión de muchísimas personas que, a lo mejor, no están de acuerdo con tu forma de ser o de funcionar», analiza Sharonne, que en todo caso se considera alguien «transparente», dentro de «lo poco» que muestra la televisión.
Precisamente, a raíz del concurso, Sharonne también se lanzó a la aventura eurovisiva, y se quedó cerca de pasar a la final del Festival de Benidorm: «Yo nunca digo basta», ríe la artista, que señala que, en ese momento, le apetecía «tocar otras puertas». «Lo hice, me salió bien y abarqué otro tipo de público», afirma la ganadora de Drag Race, que antes de toda esta vorágine de presencias mediáticas ya acumulaba una trayectoria de muchos años de espectáculos por España: «A quien le apetezca montarse en mi carro, estoy encantado», revela, intercalando el femenino y el masculino al hablar en primera persona.
Lo cierto es que, en los últimos años, ese carro se ha llenado de gente y de «experiencias en la vida». «Cuando tenga más edad, fíjate lo que podré mirar atrás», apunta Sharonne, que dice admitir con gusto todos los resultados: tanto los éxitos rotundos como las participaciones en concursos sin tanto brillo: «Todo me lo tomo súper bien, y primero solo queda uno», constata.
Las drags, en el medio rural
Sharonne también formo parte del elenco de Reinas al rescate, un programa de Atresmedia en el que cuatro drags viajaban a zonas despobladas de España para visibilizar a los colectivos LGTBIQ+. «Era un programa muy necesario. Al margen de todo lo que es el espectáculo, hay aceptación, autoconocimiento o ayuda. Muchas veces, no sabes cómo gestionar lo que sientes, lo que eres», explica la artista, que destaca el valor de la libertad para ejercer un modo de vida que, «en otros países, está penado con la cárcel o con la muerte».
«En las zonas rurales, cuando vas con un espectáculo de estos a tender la mano, están encantadísimos, pero a la gente aún le da miedo el qué dirán o cómo puedan tomarse en sus trabajos quiénes son. Queda mucho por delante», insiste Sharonne, que admite que, en shows como el que va a ofrecer este miércoles en Zamora, gran parte de su gente es LGTBIQ+. Pero no el 100%: «Los que hemos trabajado toda la vida haciendo cabaret, sabemos que el público heterosexual lo disfruta muchísimo», zanja.