Sobre el escenario, Icíar Bollaín. Frente a ella, un público en pie y un aplauso sonoro y prolongado. Y no solo para la directora de cine. En realidad, sobre todo, para Nevenka Fernández, la mujer en cuya historia se basa la película rodada en parte en Zamora y estrenada hace unos días. La escena de la ovación tiene lugar en el Multicines, en la ciudad que Bollaín encontró como alternativa a Ponferrada para contar el caso de esta mujer que sufrió el acoso del alcalde del municipio berciano, Ismael Álvarez, cuando ella era concejala y, por tanto, su subordinada.
Bollaín ha acudido este martes a Zamora para compartir con el público de la ciudad sus primeras impresiones sobre la acogida de la película y para tener la deferencia de charlar con los espectadores de la ciudad que la acogió al final del pasado invierno. Muchos de los presentes eran, de hecho, figurantes de Soy Nevenka y partícipes, por tanto, de la narración audiovisual de una historia que traslada al espectador a la España de principios del siglo XXI y que pone a la sociedad frente al espejo de una realidad a la que, en su día, muchos dieron la espalda: la del acoso sexual y laboral a una mujer que, contra las circunstancias, emprendió y ganó una batalla legal ante el poderoso.
En un acto conducido por Patricia Alonso, Bollaín ha respondido a las preguntas por espacio de media hora y ha escuchado los elogios, los agradecimientos y las reflexiones de un público que, sin excepción, ha arropado a la cineasta y a la figura de Nevenka. Precisamente, sobre la voluntad de la protagonista real de esta historia por colaborar en la película ha hablado en primer lugar la directora, que ha admitido que el libro de Juan José Millás y el documental de Ana Pastor abrieron puertas que antes estaban cerradas, lo cual no quiere decir que el proceso fuese sencillo.
De hecho, Nevenka Fernández, «se vio toda la filmografía» de Bollaín y de Isa Campo, la coguionista. «Con Te doy mis ojos y Maixabel, la cuestión no era tanto por nosotras, sino que le apeteciera hacer una película», ha explicado la directora, que ha admitido que la exconcejala de Ponferrada ha empezado a recibir oleadas de cariño tras el estreno de la cinta. Una de las primeras, en el Festival de San Sebastián: «Yo la avisé, pero no creía que fuese a ser tanto», ha concedido la cineasta.
Ya centrada en la película como tal, Bollaín ha señalado que la narración «te apela, re recuerda que no estuvimos ahí, que no supimos ver lo que ella estaba sufriendo». Además, la historia cuenta también «lo asombroso» de que Nevenka Fernández consiguiera una sentencia a su favor: «Iba con muy pocas esperanzas porque el contexto era hostil y machista», ha apuntado la autora del film, que ha reconocido que hay «escenas incómodas y desagradables» que resultaron más sobrellevables en el rodaje por «la complicidad» de los dos actores protagonistas: Mireia Oriol y Urko Olazabal.
Su interpretación aspira a llegar al público más de lo que lo hizo en su día «el largo relato periodístico» que daba forma al libro de Millás: «A lo mejor, entonces no era el momento de escucharlo», ha subrayado Bollaín, que ha apuntado que la historia resulta «incómoda» con los ingredientes del acoso laboral y sexual tras una relación previa: «Ahora entendemos lo que es el consentimiento; antes, no tanto», ha reflexionado la directora.
La película, en Ponferrada
Icíar Bollaín también ha sido cuestionada por la acogida de la película en Ponferrada, y ha constatado que la cosa «ha ido bien». Incluso, los amigos y los familiares de Nevenka han podido compartir con algunos espectadores de la ciudad berciana esa «sensación de tristeza, de vergüenza y de incomprensión». Aún así, la cineasta no ha querido señalar a la sociedad de la época: «Ponferrada éramos un poco todos. No creo que hubiese habido más comprensión en Madrid, en Barcelona o en Sevilla», ha advertido.
La directora de Soy Nevenka ha revelado también que los padres de la protagonista real de la historia han visto la película y están «contentos y tranquilos» con ella, algo relevante, habida cuenta de que se mostraron «dolidos» en su día con lo reflejado en el libro de Millás: «Ella en su momento se salió del plato, rompió con todo, era muy difícil de entender», ha argumentado Bollaín, que ha aclarado que ahora Nevenka «tiene una vida muy bonita, un buenísimo trabajo y un día a dia en una ciudad que le gusta mucho». «Sacó cosas positivas del horror», ha señalado.
Ya en las últimas intervenciones, Bollaín ha escuchado el testimonio de una mujer que sufrió acoso por parte de un político mientras ejercía como secretaria, que ahora aparece como figurante en la película y que le ha agradecido a la cineasta «la visibilidad y la fuerza» de historias como esta llevadas a la gran pantalla. Ha sido la evidencia de que estas cosas ocurren, de que no son cosa de las películas, aunque el cine sea necesario a su vez para trasladar los mensajes certeros a la sociedad en el momento oportuno.