La presentación de Farallón tuvo lugar, pero no todos pudieron escucharla. El acto estaba dimensionado para las decenas de personas que caben en el local anexo al pabellón de La Josa, y la asistencia desbordó las previsiones. Mucha gente se quedó de pie al fondo o directamente fuera, así que esta crónica de lo sucedido en el interior es una mezcla entre lo que se podía escuchar desde una posición poco privilegiada y lo que aportaron después las dos personas que se sentaron a la mesa: el propio autor, Javier Novo, y la periodista Guadalupe Bécares.
No es mala señal para un primerizo en estas lides mirar al fondo y ver su auditorio, aunque fuese humilde, lleno hasta los topes. El propio autor se vio sorprendido, casi del mismo modo que la presentadora del acto de este jueves cuando recibió su llamada hace tres años y medio: «Este señor me preguntó si me podía pedir un favor. Os puedo asegurar que se me pasaron por la cabeza muchas cosas y ninguna era que leyera el manuscrito de su primera novela», apuntó Bécares, que fue la encargada de realizar el complicado ejercicio de presentar Farallón a un público que todavía no había leído ni una línea de la historia. Es decir, de contar sin contar del todo.
«Un farallón es, según nuestra querida Real Academia Española, una roca alta y tajada que sobresale en el mar y alguna vez en tierra firme», aclaró inicialmente la periodista, por las dudas, antes de hacer una sinopsis de lo que podrá encontrarse el lector una vez se sumerja en el libro: «Va de un tipo que coge un pasamontañas y una bandera pirata, se planta en unas rocas y decide declarar la independencia de España. Dice que está harto y que lo que ve no le representa. Hasta aquí es difícil no sentirse identificado, desde luego», deslizó Bécares.
A partir de ahí, la historia trazada por Novo entrecruza las vidas del propio invasor del farallón, de un inspector de policía y de dos amigos adolescentes «cuyas vidas cambian para siempre por la ocurrencia independentista» del tipo del pasamontañas. «En unas trescientas páginas más o menos, Farallón explora el aislamiento, la desesperación y la búsqueda de significado en un momento marcado por la crisis económica y la desconexión individual cuando sientes que el sistema te deja caer mientras un montón de gente lo graba», repasó Bécares.
Un amor con muchas caras
El propio autor señaló que la novela va de «soledad, lucha y superación», aunque Bécares percibió también otro ingrediente: «el amor capaz de resistir a las incertidumbres de los tiempos, al enfado, al tedio y a la apatía». Y no necesariamente un amor romántico. «Quienes conocemos a Novo, sabemos que él quiere mucho. Todo el mundo puede disfrutar con Farallón, pero solo quienes le conocemos desbloqueamos un nuevo lenguaje y podemos disfrutar del placer de sonreírnos al ver que, con intención o sin ella, ha puesto en boca de otros el amor que siente por Noe, por Iria y Antía, por sus colegas de siempre, por sus padres, por sus bares o por el rap», repasó la periodista.
«Yo creo que no estoy reflejado en ningún personaje y a la vez estoy reflejado en todos», concedió el autor, que mantiene aquello de que no es escritor, pero que, al cierre del acto en La Josa, se pasó un buen rato firmando los ejemplares que los asistentes habían adquirido en la esquinita que les quedó a las responsables de la editorial Salto al Vacío. Ahora, la novela llega a las librerías para que los demás entiendan un poco mejor el efecto mariposa que generó aquel hombre que se subió solo a una roca.