Pasan unos minutos de las dos de la tarde del sábado 14 de septiembre. En San Vitero, ya se intuye el final del proceso de separación de las ovejas trashumantes que acaban de bajar unidas de la sierra y que se han ido moviendo hacia el redil particular de cada ganadero. A medida que ellos, los pastores, van zanjando la faena, un tipo con mochila y con una gorra del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB) se va acercando a charlar. En la mano, lleva una especie de dispositivo de color verde pistacho con un collar de tela. Todos le escuchan.
En realidad, la gorra delata a Javier Pérez Barbería. Este hombre es, efectivamente, un investigador. De hecho, pertenece a la plantilla del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), tiene formación como biólogo y se encuentra especializado en «temas de ecología de pastores». En San Vitero, los ganaderos ya le conocen. No en vano, lo que el experto lleva en la mano, los citados dispositivos, son los GPS que están utilizando algunas de las ovejas que viajan en verano a la sierra. Todo forma parte de una prueba piloto para «monitorear el movimiento de los animales».
Pérez Barbería explica que su trabajo está centrado en «el pastoralismo tradicional». Concretamente, en el estudio de los beneficios de esta actividad «más allá de la producción tradicional de lana y carne». El equipo en el que trabaja este biólogo afincado en Asturias analiza la huella de carbono, el uso directo de los recursos naturales y la incidencia del pastoreo de toda la vida en la biodiversidad de plantas, de animales o de insectos. Por eso lo de los GPS.
Interés en lo que ocurre arriba
Algunas de las ovejas que subieron en junio a la sierra lo hicieron con esos dispositivos colocados. El interés no era el camino hacia Sanabria – «ya está claro por dónde pasan» – lo que pretendía el CSIC era saber cómo se mueven los rebaños una vez se encuentran en las zonas de pastos: «Después, nosotros relacionamos los datos con la estructura del paisaje y vemos si utilizan más zonas de pradera o de matorral», aclara el biólogo, que apunta que, en este primer año, se colocaron diez GPS en total. En 2025, serán más.
«Ya te digo que este año era simplemente una prueba piloto, porque tampoco sabíamos la cobertura que íbamos a tener en la zona», recalca Pérez Barbería, que destaca que los GPS ofrecen información sobre la posición de las ovejas cada treinta minutos. «Los pastores también pueden ver los datos, y me estaban comentando que sí eran de utilidad para ellos, porque de vez en cuando podían saber si parte del rebaño se había quedado atrás o no», añade el investigador del CSIC.
Pérez Barbería admite que, para los ganaderos, la aplicación «tiene sus limitaciones», porque casi tendrían que contar con el movimiento en tiempo real. Aún así, uno de los pastores «que tiene siempre los rebaños en el monte» se quedará uno de los aparatos para controlar los movimientos ya en casa. En cuanto a los resultados para el CSIC, hay que esperar al final del proyecto, aunque el biólogo advierte de un par de cosas: «es un tema complejo» y hay algunas hipótesis.
La primera es que, «si hay una intensidad alta de pastoreo en una zona muy reducida», lo normal es que «la biodiversidad se vea mermada». Lo que ocurre es que, si la intensidad pasa a ser media o baja, «que es lo que suele suceder con este tipo de pastoreo tradicional», ya empiezan a aparecer «las especies ganadoras». Es decir, plantas o insectos que se ven claramente favorecidos por la presencia de los rebaños.
Los mapas de intensidad
La parte del estudio que se está llevando a cabo con las ovejas de la sierra también se coteja con otros datos que se están analizando en Castilla y León y que incluyen también GPS que sitúan a las ovejas cada tres segundos. Un pastor alistano, sin ir más lejos, ha llevado uno de estos aparatos durante un año entero. «Con eso, nosotros construimos mapas de intensidad del pastoreo y los clasificamos en baja, media y alta», narra Pérez Barbería.
Todos estos datos servirán a nivel científico, pero también se publicarán en revistas de divulgación y se trasladarán a los propios pastores. Incluso, los participantes recibirán sus datos individualizados. Mientras el experto termina de hablar, las ovejas ya se han ido colocando donde deben. Tras la sierra y los GPS, Aliste será la localización de todas ellas hasta que vuelva a apretar el calor.