– ¿Y qué tienen de diferente?
– Es un material que tiene una terminación exquisita. Fíjate en que no se sabe ni dónde están las uniones. Es una caja para no tirar. El queso se come y la caja se guarda.
Juanjo Esteban no vende queso. Tampoco otros productos de alimentación. Pero está en Fromago. ¿Por qué? Este vallisoletano, ya entrado en años, vende cajas. Cajas de regalo para los vinos y para los quesos. «Aquí puedes meter una pieza de tres kilos o varias porciones. Tenemos el aluminio en cinco colores», señala el vendedor, rodeado por comida y dispuesto a convencer a la gente, sobre todo a los profesionales, de que el envoltorio también cuenta y de que no es lo mismo llevarse el producto en una bolsa que en uno de los estuches que él comercializa.
El vendedor va abriendo casi una por una las cajas que adornan su puesto, y va dando explicaciones sobre cada funcionalidad. Por ejemplo, en sus propuestas para el vino, hay distintos tamaños para dar cabida a los formatos de botella más habituales: «Fundamentalmente, trabajo para empresas, porque de esto no se pueden hacer dos cajas; hay que hacer miles», señala el vallisoletano, que defiende con intensidad sus diseños.
De hecho, Juanjo Esteban sigue con su repaso durante unos minutos antes de aclarar que no se ha dedicado a esto toda la vida, sino que lo ha retomado recientemente. «Hace treinta años que me dieron un premio por el diseño de este tipo de cajas, y ahora he decidido hacer más», resume el participante de Fromago, que dedicó gran parte de su vida profesional a los negocios vinculados a la carpintería.
Ahora, su afán está en «lograr que estas cajas diferentes lleguen al mercado», en que «las botellas o los quesos de regalo no vayan en cartones que luego tiras». Juanjo aspira a que su propuesta aporte «elegancia y distinción» a los productos que van dentro: «Es algo más fino que no vas a tirar y, una vez se ha gastado lo que venía originalmente dentro, se puede utilizar para lo que sea», abunda este vallisoletano cuya propuesta llama la atención por lo distinta que resulta entre todas las que la rodean.
A Juanjo Esteban se le ocurrió venir a Fromago por su experiencia como visitante hace dos años y por la certeza de que se trataba de «una feria especial». «Le recomiendo a todo el mundo que venga. Además, Zamora de noche es una obra de arte, y eso se lo digo a todo el mundo con el que hablo», zanja el hombre de las cajas, en medio de los quesos.