No está siendo fácil el mes de agosto si uno quiere ir a Madrid en transporte público. A las continuas incidencias de los trenes de alta velocidad, que llegan tarde en un ochenta por ciento de las ocasiones según ha venido a reconocer el propio ministro Óscar Puente, se suma el pésimo cambio de concesionaria del servicio de autobuses. La marcha de Avanza Bus, que deja un servicio que catalogaba como deficitario, ha sido mucho más rápido de lo esperado, sin dar apenas espacio para que la antigua empresa y Mombus, la nueva, se cambien los trastos de una forma más o menos ordenada.
Y la situación es la que es. Zamora se queda (y esto no es achacable a Monbus y sí al organismo que ha redactado el pliego de condiciones para la prestación del servicio) en la peor situación que se recuerda en lo referente al transporte por carretera con la capital de España. Una situación que afecta a las tres localidades de la provincia que están afectadas por las nuevas condiciones: la capital, Benavente y Toro.
Las principales quejas vienen de la falta de horarios, pero hay más. Lo precipitado del cambio de empresa ha pillado claramente a contrapie a Monbus, que ha comenzado a prestar un servicio cuyas rutas todavía no había estudiado con detenimiento y para las que no había formado a los trabajadores. Algo que se nota en muchas de las múltiples paradas que los nuevos autobuses realizan en un recorrido hacia Madrid que es ciertamente tortuoso, con más de quince pueblos entre medias. En uno de los primeros viajes, según relató una viajera a este periódico, el conductor se internó en Medina del Campo sin tener del todo claro donde estaba la parada. Después de más de media hora «dando vueltas por el pueblo», retornó a la A-6 sin haber sido capaz de encontrar el apeadero.
La nueva empresa elimina ya definitivamente el servicio de las seis de la mañana, que permitía estar en Madrid a la prudente hora de las nueve de la mañana para realizar las gestiones que fueran menester. Ahora, si uno quiere viajar en bus desde la capital, aterrizará en Madrid como pronto alrededor de las dos de la tarde. El siguiente viaje llega a las nueve de la noche y el último, ya pasada la medianoche. Las combinaciones son ciertamente complicadas.
Los casos de Benavente y Toro
Benavente y Toro se dicen también muy perjudicados por el cambio de condiciones. En ambos casos la Diputación ha tomado cartas en el asunto y se ha solicitado ya una reunión con la empresa con la intención de pedirle que tenga «sensibilidad» con estas localidades, aunque la realidad es que Monbus no hace ni más ni menos que lo que le manda el pliego de condiciones.
Con todo, en el caso de Benavente no hay mucha razón para la queja, al menos si se comparan los servicios actuales con los de hace unos meses. La ciudad vio empeorar mucho las conexiones con Madrid a raíz de la pandemia, pues los servicios prestados por Avanza cayeron drásticamente, de cuatro frecuencias diarias a solo una. Ahora hay dos, una solo apta para valientes (sale de madrugada, a las cuatro) y otra que sale por las tardes y que ha pillado a muchos viajeros por sorpresa: para encontrarla en la web hay que marcar como destino el intercambiador de Moncloa y no la Estación Sur de Autobuses.
El caso de Toro es más sangrante. La situación de las conexiones por carretera de Toro con Madrid ha ido a peor desde que llegó la pandemia. Antes, Toro contaba con ocho autobuses que cubrían todos los horarios tanto en sentido de ida como de vuelta. «Ahora se tienen que conformar con tres servicios de lunes a jueves, cuatro los viernes y domingos y dos los sábados». Esto supone coger el bus, como muy pronto, a las 10.55 horas, haciendo imposible llegar a Madrid a primera hora. Además, hay muchas más paradas entre medias.