Elisa tiene el susto dibujado en el rostro. Su hijo pequeño, colocado a su vera en un rincón del polideportivo de Alcañices, todavía más. Ante un hecho sobrevenido como un incendio, cuesta reaccionar. Y más si una tiene que marcharse precipitadamente y dejarlo todo atrás. En el caso de esta mujer, a su marido, sus ovejas y su casa. Apenas le dio tiempo a refrescar un poco la zona con agua por si las llamas avanzaban antes de coger de la mano a su niño y tomar el autobús que acudió para el desalojo de Sejas.
Como ellos dos, otros 126 vecinos de la localidad se encuentran desde las nueve de la noche aproximadamente en la cabecera comarcal. El paso veloz del fuego declarado en Trabazos les privó de un amable sábado de agosto y les trasladó a la pesadilla que otros vecinos habían vivido en los entornos de sus pueblos en 2022. Esta vez, Sejas y sus gentes fueron los tristes protagonistas de los avisos de la Guardia Civil, los preparativos apresurados y el vaciado del pueblo. Justo hoy que estaba lleno.
Y es que este puente pilló en la zona a mucho hijo de la tierra dispuesto a echar unos días en el hogar familiar. Entre ellos, Isabel Lorenzo, que ya no sabe si regresará a Sejas antes de marchar este domingo a Madrid: «Lo que hemos hecho ha sido estar pendientes de que no se quedara nadie en el desalojo, sobre todo las personas mayores», explica esta mujer, que recuerda que ya el incendio del domingo pasado estuvo cerca y que cree que el retorno a las casas no se producirá hasta llegada la mañana, «por el humo».
Por lo pronto, los responsables del operativo en el polideportivo trabajan con el escenario de que esta noche sea larga. Así lo señala la directora de Socorros de Cruz Roja en Zamora, Raquel Prieto, que subraya que todos los miembros de su colectivo y de Protección Civil tratan de abordar estas situaciones «de la mejor manera posible con los medios que hay». «Tenemos 128 personas, estamos dándoles la cena y contamos con 50 camas montadas con sus kits de higiene, mantas y demás», señala.
Esa descripción tiene lugar en torno a las once y media de la noche del sábado. Cuando termine la cena, se desmontarán las mesas y se colocarán las demás camas. Hay margen para la previsión. Cruz Roja cuenta con 150 para esta intervención: «Además, nos está ayudando el pueblo, se está volcando. Un supermercado nos ha abierto para poder hacer la compra», abunda Prieto.
«Que sea la última»
Todo, a pesar de que Alcañices está en fiestas. Así se han dado las circunstancias. Flora y Ana Rivas lo comentan entre sonrisas mientras una de ellas mantiene sentado en sus rodillas a un niño que «lo ha pasado mal» y que «ni quiere cenar con el disgusto». Ellas están más tranquilas, como casi todos en el polideportivo. Las noticias que llegan son alentadoras, y todos firman pasar una noche incómoda y volver al pueblo con todo intacto.
«El fuego estaba a la salida del pueblo hacia Trabazos, lo vi venir», explica Ana que, como Flora, tiene su residencia habitual en un pueblo de Madrid, aunque en el tiempo bueno pasa ya largas temporadas en Sejas: «Hemos tenido fuegos, pero ninguno como este», aclara la mujer, antes de zanjar: «Es la primera vez que pasa y esperemos que sea la última».