Entre peñas, música, vecinos y turistas ha celebrado Alcañices su tradicional toro de cajón. Y, como sucede en las tardes de toros, ha venido a cumplirse la máxima que dicta que “tardes de expectación, tardes de decepción”.
Poco juego el que ha dado el toro a los vecinos de la localidad de La Raya, que se han refugiado en lo que viene siendo habitual cuando un pueblo está en fiestas. Música, cerveza, peñas y amigos para pasar el rato en lo que el toro pasaba los minutos aquerenciado en la parte alta del recorrido sin que hubiera manera de sacarlo de allí.
Y no se movió de allí hasta que uno de los organizadores se personó en la zona con un pastor eléctrico para darle un “chispazo” que avivara al animal. Cumplió su cometido, levemente siquiera, y posibilitó que el toro regresara a la parte inicial del recorrido. Unos segundos, y vuelta para atrás.
La charanga
La suerte que tuvieron los que escogieron la parte baja del encierro, donde el toro no quiso faena, fue que tenían por allí a Rubén, Dani, Adri, Santi y Jose, que eran los cinco integrantes que han representado en Alcañices a la charanga Rotato. Especialistas en animar la fiesta, como muestra su bagaje: casi cien actuaciones firmadas durante el verano y cerca de sesenta solo en el mes de agosto.
“Aquí no tenemos puente”, aseguran antes de empezar a tocar un repertorio que abarca desde pasodobles a canciones más actuales. “¡Qué bien lo estamos pasando con el toro!”, apuntaba, megáfono en mano, uno de los miembros de Rotato. Ironía que no faltara.