Rafael Caballero lo definió en su día como «una explosión de granizo». Sucedió el pasado 26 de junio en varios puntos localizados de Aliste. Entre ellos, la tierra que este vecino de San Vitero tiene en la localidad de San Cristóbal. En veinte minutos, cayeron 50 litros por metro cuadrado que acribillaron su plantación de tomates. Ya en su día, con la zona aún anegada, este miembro de la cooperativa Campo Aliste Selección Gourmet tenía claro que el desastre era insalvable para esta campaña. Ahora, en el arranque de la recogida, su visión es costatable.
Ha pasado más de mes y medio de aquella tormenta y Rafael Caballero tiene en la mano los datos: «En mi tierra, el índice de supervivencia de las plantas ha sido del 23%, y además las que han sobrevivido están dañadas», explica el productor, que admite que han tratado de «apurar el rebrote», pero con el condicionante de una planta «sometida a estrés, con daños y que tiene que empezar a desarrollarse». La expectativa es que la producción final se quede en un 10 o un 12% de lo que se preveía antes del granizo.
Rafael admite este «alcance significativo» que ha sido especialmente importante en su tierra. En el conjunto de la cooperativa, ubicada en varios pueblos de la zona, las pérdidas se han quedado en «el 25% del total de las plantas». «Aquí, por ejemplo, nosotros estamos tres trabajando cuando ahora tendría que haber diez personas. Todo es proporcional», remarca el productor, inmerso ahora en la recogida de la primera floración.
La etapa fuerte de la campaña durará ahora hasta finales de octubre, aunque los tomates agostizos todavía «no tienen el lustre final». Lo bueno llegará más adelante, hasta donde se pueda. «Lo que hemos hecho aquí ha sido juntas las plantas en algunas áreas de la finca. El resto ya está arado y a esperar al año que viene», subraya Rafael, que apunta que el balance de beneficios en un proyecto como este no se puede circunscribir a un año: «Hay que valorarlo en etapas plurianuales», advierte.
Por tanto, para Rafael, «un revés no se puede considerar la norma». Ahora bien, el granizo sí fue una advertencia de que el tiempo, un factor incontrolable, puede resultar muy dañino. De ahí que la cooperativa ya se esté planteando «sistemas de defensa que ayuden de cara al futuro». Por el momento, los responsables del proyecto están contemplando la posibilidad de instalar «mallas de protección que son plegables y extensibles» y que se podrían colocar «siempre y cuando no tengan un calibre que pueda ser dañino».
Sin mucha esperanza con las ayudas
Ese sistema permitiría «prolongar un poco la recogida» y proteger al producto de «heladas prematuras o tardías». Eso es lo que está en mente ahora de los productores alistanos, después de que la esperanza sobre la llegada de las ayudas reclamadas en su día se haya ido perdiendo poco a poco.
De hecho, en lo concerniente a la Diputación, Rafael Caballero estima que «nunca han llegado a considerarlo». Sí parece que sigue abierta una pequeña rendija a través de la Subdelegación del Gobierno, pero tampoco está muy claro en este momento: «Pase lo que pase, el mensaje que quiero mandar es que, en esta tierra, hay que seguir peleando», recalca el productor de tomates de Aliste, que seguirá adelante a pesar de que el granizo le ha conducido a un agosto diferente al que imaginaba.