A las puertas del horno municipal de Cerdillo, que sirve como punto de encuentro y como almacén de la asociación Cerdirock, hay un cartel que marca la distancia que queda para el pueblo de Murias: apenas 600 metros, un paseo. Lo que pasa es que la fatiga ya aprieta. La localidad sanabresa se planta sobre una cuesta con una pendiente interesante, de esas que servirían para un buen reportaje si algún ciclista escalador llegara a lo más alto tras nacer aquí. Pero aquí ya no nace nadie.
Cerdillo tiene doce habitantes censados, aunque algún vecino aclara que vivir como tal, durante el invierno, viven ocho. «Eran cinco, pero se ha incorporado una familia hace poco». Quien hace este matiz es Jesús López, conocido como Txetxu, que acaba de subir la cuesta a pie junto a Tania Sánchez. No es la primera vez que lo hacen. En realidad, ya han pasado tres años desde que los dos recorren esta rampa junto a su descendencia cada vez que tienen la ocasión y pueden hacer una escapada desde Zamora.
Antes de todo eso, Txetxu y Tania buscaban una casa en Sanabria: «Desde los campamentos a los que venía de pequeño, me llamaba la atención la posibilidad de tener algo por aquí», admite él. Tal era su interés que, durante los cinco años previos a encontrar Cerdillo, la familia estuvo de alquiler en El Puente mientras aspiraba a una compra. Al final, surgió la opción de este lugar pegado a Trefacio, desconocido para muchos, considerablemente deshabitado y carente de unas cuantas alternativas de ocio. Entre ellas, de fiestas.
La chispa para corregir ese asunto se prendió como tantas otras veces han surgido las ideas – buenas y malas – que han cambiado el devenir de miles de acontecimientos: «Lo puedes poner así: fue una noche que te juntas y agárrame el cubata», confiesa Txetxu. Con él y con Tania, algunas personas más en una situación similar decidieron impulsar la celebración de unos festejos para animar la vida veraniega de una localidad que puede multiplicar por ocho por diez su vecindario cuando agosto coge ritmo, niños incluidos.
Las fiestas, los talleres y la carrera
Y así comenzó todo. Primero, las familias llegadas a Cerdillo, todas ellas parte de la población flotante del pueblo, arrancaron con algún taller infantil, como el de calabazas de Halloween. Luego, vinieron otras ideas y la organización de las primeras fiestas. «Dijimos: ¿que no hay? Pues se hacen», remarca Tania, que ya en 2023 estuvo detrás de la siguiente vuelta de tuerca: la Kedada Trail Cerdirock. Por decirlo de la forma más simple, una carrera.
«Habíamos empezado a correr en la montaña y, como este sitio es muy chulo, comenzamos a conocer más caminos y nos salió una ruta de diez kilómetros chulos y fáciles», explica la impulsora de la prueba, que admite que la primera edición fue «muy casera» en todos los aspectos. Aún así, gracias a los contactos que tenían ellos mismos como organizadores, llegaron a apuntarse 50 personas. Para la segunda edición, la de este año, ya hay más de cien inscritos, se cobrará una cuota con parte solidaria y se ha sumado la colaboración de la Diputación de Zamora y de Smartchip.
Todo esto ya se ha organizado bajo el paraguas de la asociación Cerdirock, creada hace año y medio por diez personas y que ahora cuenta con 35 miembros. La expectativa de Txetxu, Tania y el resto es que, tras los eventos de este año, la cifra crezca. Lo cierto es que, más allá de la carrera, que será el 11 de agosto, Cerdillo contará en este 2024 con un programa de fiestas de tres jornadas y con una cierta variedad. Nada mal para los medios que hay.
«Ya en la carrera hay música tradicional, barra, comida…», enumera Txetxu, sin mencionar que en otros días se celebrarán carreras de relevos, torneos, talleres, un concurso de tortillas o discomóviles. Vamos, que en Cerdillo se va a armar un cierto jaleo durante el segundo fin de semana de agosto de la mano de un grupo de gente con casa en el pueblo, pero que viene de fuera. Y eso no siempre se entiende.
Las reticencias
«Casi todo el mundo aquí vive en otros sitios, pero la mayoría tiene alguna vinculación. Entre esas personas, hay una parte que nos apoya y nos ayuda en todo, pero hay otra a la que le choca la situación. Yo lo entiendo, pero con el tiempo verán que lo hacemos por el pueblo, por nuestro pueblo», explica Txetxu, que asiente mientras Tania pone como ejemplo de las bondades de la asociación que, en la carrera, habrá 25 niños correteando por Cerdillo, algo seguramente inédito en los últimos decenios.
Txetxu insiste en que el objetivo de la asociación es «llenar el pueblo» y lamenta la cantidad de casas vacías que hay en la localidad, a pesar de que ellos mismos tienen amigos que se han interesado por contar con una residencia aquí: «Es difícil», reconoce el responsable del colectivo de Cerdillo, que deja claro que su familia y él están «encantados de la vida». «No nos arrepentimos de nada».
En la camiseta que lleva puesta Txetxu se puede leer el eslogan de la marca que comercializó la prenda, «Just do it», algo así como «simplemente hazlo». Y en esto está este zamorano, que llegó a un lugar, vio que se podían hacer cosas y simplemente se puso a ello, sin pensar en el qué dirán. Ahora, Cerdillo tiene carrera y fiestas.