Zamora, 19 de julio: ola de calor. Las temperaturas alcanzarán máximas de 37 grados, similares a las del día anterior. En esas condiciones, las horas centrales del día se pueden convertir en un infierno para las personas que trabajan al aire libre, sobre todo si las empresas no cumplen con su obligación de «dar una protección eficaz» a sus empleados cuando se producen estos episodios. En el caso de la provincia, las dos últimas tardes se han desarrollado bajo una alerta amarilla por la previsión de valores extremos.
En estas circunstancias, los sindicatos insisten en la importancia de proteger a los trabajadores a través de «medidas que son muy simples», pero que no siempre se toman. Así lo explica el representante de UGT, Ángel Lobo, que sigue recibiendo quejas individuales, y generalmente anónimas, por parte de personas que consideran que no se están cumpliendo los mínimos exigibles.
«Muchas veces, hasta que no se cae un tío al suelo no ocurre nada», lamenta Lobo, que se pregunta si es normal que determinadas empresas de construcción mantengan el horario de mañana y tarde con estas temperaturas: «Sabemos que está ocurriendo, pero no te dicen de dónde te llaman», asevera el responsable de UGT, que demanda un horario de mañana adaptado a las circunstancias actuales.
A partir de ahí, Lobo apunta que hay pequeñas acciones que se pueden ejecutar, como la dotación de elementos de protección como gorras para las personas que trabajan al aire libre, la provisión de agua fría o el permiso para que los trabajadores descansen y se refresquen de forma periódica: «Hay que adaptar los horarios y tomar medidas», insiste el representante de UGT.
Dentro de las oficinas
Además, Ángel Lobo aclara que las quejas no proceden solamente de trabajadores expuestos al sol. También hay protestas de empleados de oficina: «Hay determinadas temperaturas en el interior que son difíciles de aguantar y hay empresas que no reparan los aires acondicionados», asegura el sindicalista, consciente de lo que puede implicar para una persona mantenerse frente a un ordenador con valores por encima de los treinta grados.
Lobo se remite, en todo caso, al Real Decreto Ley 4/2023, que recoge la obligación de las empresas de proteger a sus trabajadores. El texto demanda, en primer lugar, ese ajuste horario previamente citado «para evitar las horas de máximo calor», recomienda «rotar las tareas» para que no haya una exposición constante de una misma persona y pide que se habiliten «pausas regulares en áreas frescas».
Eso debe ir combinado, según la normativa, con la hidratación y la vestimenta correspondientes y con un ajuste de las medidas de seguridad «basándose en las condiciones cambiantes y en la retroalimentación de los trabajadores».