María del Pilar Marcos se maneja en la barra y en la terraza, enumera las tapas de corrido, anuncia que tiene Lotería de Navidad, tira cañas, sirve refrescos y tiene tiempo hasta para hablar un rato cuando el local se despeja y solo suena de fondo la música de la radio que funciona como banda sonora. Esta mujer lleva en solitario el bar El Trinquete, ubicado en Abraveses de Tera. La localidad, de 113 habitantes censados, pero donde «apenas 80» viven en el invierno, encuentra en este lugar el sitio de reunión, el espacio de convivencia, su elemento socializador por antonomasia.
Lo que ocurre es lo de siempre. El bar tira en este tiempo. «Luego, en los meses de otoño o de invierno estamos a dos velas. Yo me las veo y me las deseo para pagar la Seguridad Social», explica María del Pilar, que en estos días anda algo contrariada por un asunto que es mal de muchos en Zamora, lo cual no sirve de consuelo para esta mujer que se va a ver privada de una ayuda que le habría ayudado a sobrellevar mejor ese tiempo frío en el que la caja coge polvo mientras las facturas no perdonan.
El tema tiene que ver con la ayuda anunciada por la Junta de Castilla y León para los bares ubicados en poblaciones de menos de 200 habitantes dentro de la comunidad autónoma. Según ese epígrafe, el establecimiento de María del Pilar tendría que haber recibido ese apoyo que podría haber alcanzado los 3.000 euros para abonar tanto servicios generales (agua, electricidad, gas y combustible) como otros de carácter optativo (internet, televisión o plataformas audiovisuales).
El caso es que la ayuda no llegará al bar de Abraveses ni a otros 254 de la provincia por culpa del criterio del municipio, que básicamente indica que si el negocio se ubica dentro de un ayuntamiento cuyas localidades, sea una o sean diez, suman más de 200 vecinos no verá ese dinero. En el ejemplo de María del Pilar, su pueblo pertenece a Micereces, un municipio que, en total, cuenta con 425 personas censadas, aunque repartidas por varios núcleos.
El asunto tiene un punto de absurdo en una provincia como Zamora. Tanto es así que la Diputación ya ha anunciado que mediará para que las bases cambien de cara a una futura convocatoria. Pero, mientras tanto, María del Pilar se siente agraviada: «Cuando leí lo del Boletín creí que era para cada pueblo que no tuviera más de 200 personas. Después fui al Ayuntamiento y me dijeron que no, que era para el municipio. Fue cuando dije: entonces, nadie lo conseguirá. ¿Para qué dan las ayudas? En realidad no dan nada», apunta la hostelera.
María del Pilar Marcos acumula siete años tras la barra del bar de Abraveses y ni ella misma tiene claro cómo se las apaña para aguantar: «Ahora bien, porque la gente de Madrid, de Barcelona y de todos los sitios viene al café y a cualquier cosa, pero en el resto del tiempo hago filigranas. Y eso que me paso todo el día aquí», asegura la responsable de El Trinquete.
Durante el invierno, esta mujer funciona en solitario «de doce de la mañana a doce de la noche». Solo cierra los martes. En verano, todo sigue igual, pero sin librar un solo día: «Tengo también las tres o cuatro partidas y la gente que mira, pero claro que esa ayuda habría venido bien», concede María del Pilar antes de marcharse a tomarle nota a otro cliente. Mientras aguante en la barra, no conviene hacer esperar a ningún parroquiano. Todos son necesarios, aunque quizá no tanto como ella para el pueblo.