David Movilla se ha despedido este viernes del Zamora Club de Fútbol con varios mensajes que ayudan a entender el contexto en el que se han desarrollado los últimos meses dentro del vestuario rojiblanco. El entrenador vasco ha dicho adiós en el Ruta de la Plata, en una comparecencia sin presencia de jugadores y acompañado por el nuevo propietario, Javier Páez, el hombre que le ha enseñado la puerta de salida. El técnico se ha mostrado comprensivo con los dueños, pero tampoco ha dejado de subrayar sus números, que se resumen en una conclusión: en cada una de sus tres temporadas completas, un salto de categoría.
Movilla se ha reconocido «nervioso», turbado por «la carga emotiva» del momento, pero dispuesto a decir lo que consideraba que debía decir tras un mes de silencio. Lo primero, los agradecimientos: «A Víctor (de Aldama), que volvió a apostar por mí reconociendo que se había equivocado con mi salida en la anterior etapa; a los jugadores que han honrado su profesión y también a los que no; al staff, por su trabajo impagable; y a los trabajadores del club», con un mensaje especial para el abogado, David Ángel Hernández.
El entrenador vasco también ha abierto un capítulo aparte para la afición, ha dicho sentirse «abrumado por los mensajes, la gratitud y el apoyo», y ha asegurado que regresó el verano pasado con el objetivo de «llevar al club a otra dimensión», algo que ha conseguido en lo deportivo, más allá de lo que ha ocurrido en todos los demás ámbitos. Hasta ahí los mensajes de agradecimiento. Luego, han llegado las palabras con otro sentido.
El desgaste y el amago de salida
Movilla ha aseverado que, durante esta última campaña, ha defendido los intereses del Zamora CF por encima de su puesto de trabajo: «Me he desgastado sobremanera, porque la temporada ha sido muy dura», ha admitido el entrenador, que ha situado el origen de los problemas antes de que el caso Koldo diera origen a los impagos. «En diciembre, le comenté a Víctor que me quería ir a mi casa, porque era muy duro lo que estaba viviendo desde noviembre aproximadamente», ha revelado el técnico.
Ese sentimiento se intensificó por la distancia que le separaba de sus hijos y se hizo más evidente tras el estallido de la crisis institucional: «Solo veía una manera de ascender y era llevar al limite a este equipo. Eso me ha generado mucho desgaste, porque no todos estaban dispuestos a exigirse y ha sido muy complicado. He tenido que hacer verdaderos malabares para que algunos jugadores no se desconectaran», ha recalcado Movilla, que ha incidido en que «los relatos que se escuchan no son verdad».
En ese punto ha sido cuando Movilla ha sacado los datos para hablar de sus 241 goles a favor y 121 en contra, sus 76 puntos por temporada de media si se ajustan los guarismos a ligas de 38 jornadas, el mejor arranque de la historia en esta campaña, los 41 partidos invicto en Tercera o la remontada ante el Sant Andreu y el ascenso posterior frente al UD Sanse: «Todo eso ha sido con este entrenador que os habla, y siento que la afición ha estado identificada con el equipo», ha reivindicado el preparador vasco.
David Movilla ha recordado que, con la última, ya son cuatro las veces que ha ascendido a la tercera categoría del fútbol español, y ha sido sincero con el futuro que vislumbra: «Siento que voy a tener que ascender una quinta vez para poder entrenar en Primera Federación. Esto no va ni de justicia ni de mérito, va de otras cosas», ha opinado el entrenador vasco, que ha considerado que está «legitimado y capacitado» para dar ese salto.
En todo caso, Movilla ha deseado que la familia Páez «encuentre el camino» para conducir al Zamora CF a nuevos éxitos, ha confirmado que renovará su carné de socio y el de sus hijos, y ha sostenido que «lo importante es el escudo, por encima de las personas y los egos». «El rival tiene que estar enfrente el domingo, no en casa, y este año no siempre ha sido así», ha zanjado el dirigente deportivo en su intervención inicial.
Ya ante las preguntas de los medios, Movilla ha aclarado algunas cosas como la de su amago de salida en diciembre: «Fue un cúmulo de circunstancias, pero sentí que desde dentro no estábamos alineados. Luego, cuando en febrero pasa lo que pasa, dejé de preguntarme eso y empecé a cuestionarme qué podía hacer yo. Sí ha habido circunstancias dentro de la plantilla, el club y el entorno por las que se me ha hecho tremendamente difícil», ha continuado el entrenador.
Además, Movilla ha insistido en que la nueva propiedad está «legitimada» para traer a su propio cuerpo técnico, aunque ha dejado entrever que podría haber estado dispuesto a seguir: «Eso sí, si me dicen que voy a vivir el mismo año que este, lo habría dejado», ha insistido el exentrenador del Zamora CF, que ha profundizado a continuación en el tema de los jugadores: «Alguno me cuestionó si iba a mantener el mismo nivel de exigencia y yo dije que no iba a levantar el pie. Hubo gente aquí con mucho peso que lo dijo», ha remarcado el entrenador.
A los jugadores «les falta vida para saber lo que es duro»
Aquí, Movilla ha querido recordar que «los únicos que tenían asegurado el salario», vía AFE, eran los jugadores y ha dejado patente que él siempre creyó que «había que seguir apretando» porque la viabilidad del club «pasaba por el ascenso». «Ellos decían que era muy duro, pero les falta vida para saber lo que es duro. Ha habido incertidumbre, ha sido incómodo, pero pregunté uno por uno si tenían problemas económicos para llegar al final de la temporada y solo uno me dijo que sí, así que traté de ayudarle», ha afirmado el técnico.
«No quería que pusieran el foco ahí y sí que mi exigencia fuese al mismo nivel, pero he tenido que levantar el pie en algunas cosas porque había jugadores que no estaban dispuestos», ha comunicado Movilla, que incluso ha aludido a que algunos jugadores «decían que era duro ir a los colegios a repartir entradas».
En cuanto a lo que posibilitó que, en ese ambiente, el equipo lograra el éxito deportivo, Movilla ha explicado lo siguiente: «Conocía muy bien qué teclas tocar, aunque supusiera mi desgaste. Para mí habría sido sencillo: levanto el pie, nos dejamos llevar y el club sigue en Segunda RFEF, pero había ciertos botones que se tocaban y con los que el equipo respondía. Uno de ellos era el orgullo», ha destacado el entrenador.
Movilla ha puesto como ejemplo la eliminatoria del Sant Andreu: «Les hice ver las imágenes de la celebración de ellos tras la ida. A mí también me dolió, pero se apeló a la rebeldía y al orgullo herido. Ese ha sido el motor. Desde febrero, nuestro rendimiento ha tenido dientes de sierra. No hemos sido estables. Hemos tenido rendimientos no acordes con nuestro nivel», ha remachado el exentrenador del Zamora, que ha opinado que lo de este año «no ha sido un milagro pero se acerca».
Tras esa última frase, el nuevo presidente le ha abierto literalmente la puerta de la sala de prensa y Movilla se ha marchado.