“Tres héroes que murieron por ser unos extraordinarios servidores públicos”. El subdelegado del Gobierno en Zamora, Ángel Blanco, ha ensalzado hoy el valor de los 188 policías nacionales asesinados desde el año 1968 hasta el año 2015, en especial el de los tres de Zamora. Lo ha hecho durante el acto de conmemoración del Día de las Víctimas del Terrorismo en la Policía Nacional, celebrado hoy en el Museo Etnográfico.
El subdelegado ha recordado que España ha parecido durante décadas la barbarie terrorista, “una lacra humana, social y política que ha causado centenares de muertes y que ha dejado una huella imborrable en la memoria colectiva, sin olvidar que el terrorismo sigue siendo una amenaza internacional”. En ese contexto, “las víctimas simbolizan la defensa de la libertad y del estado de derecho frente a la amenaza del terror”, apunta Blanco.
El subdelegado ha valorado la vocación de servicio público y la entrega de los hombres y mujeres que forman la Policía Nacional, para proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar los derechos y libertades de la ciudadanía. Por ello, ha incidido en “la necesidad de honrar, reconocer y no olvidar a todos aquellos que han dado su vida”.
El comisario Vara ha afirmado que la mayor amenaza a la democracia en España ha sido el terrorismo. “Como sociedad tenemos una deuda impagable con quienes dieron su vida en defensa de la libertad, así como la consideración ética y moral que merecen todas las víctimas del terrorismo por parte de la ciudadanía”, ha añadido.
Los tres policías nacionales de Zamora asesinados en actos terroristas son Juan Seronero Sacristan, nacido en Zamora y asesinado por ETA a la edad de 35 años en Renteria; Aniano Sutil Pelayo, nacido en La Hiniesta y asesinado por ETA a la edad de 27 años en San Sebastián; y Ricardo González Colino, nacido en Cerezal de Sanabria, asesinado por ETA a la edad de 38 años en San Sebastián, ciudad en la que prestaba servicio de radio patrulla en las unidades de seguridad ciudadana.