En Manzanal de Arriba comienza la Reserva de la Culebra, un espacio natural de más de 67.000 hectáreas, protegido, que es un tesoro para los vecinos del pueblo y para los de las localidades aledañas. Unos terrenos que ya fueron horadados hace décadas en una cantera que ahora la empresa concesionaria de la explotación pretende ampliar. La cuestión es que pretende ampliarla sobre lo que, se daba por sentado, era terreno protegido. Pero unos mapas recientes indican lo contrario: que ese terreno no forma parte de la Reserva Regional de Caza «Sierra de la Culebra», que habría menguado de 67.340 hectáreas a 67.182.
Dónde están esas hectáreas perdidas es lo que quiere averiguar Ecologistas Zamora, que ha presentado una batería de alegaciones al proyecto de alegación de la cantera convencidos de que se está llevando a cabo de manera ilegal. El terreno, dicen, es protegido, y la cantera afecta al entorno de forma muy importante. Teresa Fernández, miembro del colectivo y vecina de Manzanal, hace un recorrido por la zona del Valle de La Zapatera (que recibe ese nombre por el arroyo que lo atraviesa) e indica que la zona, muy afectada por años de explotación de la cantera y por ser el desagüe del pueblo, empezaba ahora a recuperarse después de que la actividad de extracción se detuviera y de que se construyera una fosa séptica aguas arriba. Ahora, indica, corre el riesgo de volver a retroceder.
La cuestión, recuerda Fernández, viene de atrás. El espacio natural se delimita en 1973, pero se incluye ya mermado en la Red Natura 2000 en el año 1998. En qué momento mermaron los terrenos es un misterio, pero los vecinos y las agrupaciones ecologistas entienden que es un cambio hecho a posteriori para facilitar la instalación de industrias en una zona de valor natural. Así se instaló la cantera que ahora se pretende ampliar y así se iban a instalar unas placas solares cuyo proyecto está, de momento, parado. Pero en el pueblo no se fían: «Cualquier día nos despertamos y vemos en el Boletín Oficial que lo han aprobado, que esto funciona así».
La explicación oficial a la merma de la reserva es que el arroyo que se tomó para delimitarla estaba equivocado, razón que se explica, según fuentes oficiales citadas por Ecologistas Zamora, en la deficiente tecnología de la época. Así, la reserva «no empezaría en el arroyo de la Zapatera, donde decimos nosotros, sino en el de Sandín». Una «modificación posterior» para favorecer «intereses privados», aseguran desde Ecologistas en Acción. «La cantera ha estado funcionando desde 2001, con la incomprensible ocupación de terrenos en zona de policía y de dominio público hidráulico, y con la creación de taludes y escombreras contrarias a la ley de minas, con una proximidad a fuentes públicas menor a 100 metros y dañando el cauce del regato al originar un mayor estrechamiento del mismo», apuntan desde Ecologistas en Acción.
«No se ha respetado nada»
Al arroyo, señala Teresa Fernández mientras lo recorre, han caído piedras de forma constante durante los últimos años (no hay más que verlas), «no se ha respetado la distancia mínima de 50 metros a un fuente de agua» existente y las escombreras «no cumplen la ley de minas». «Durante veinte años las empresas han ido haciendo conforme les ha ido pareciendo, con todos los permisos dados, y ahora es cuando nos hemos puesto serios para decir que ya basta», confirma la miembro de Ecologistas. «No hay sentido a que esto esté así, es un despropósito».
«Han quitado un trozo a la reserva y lo han hecho por la puerta de atrás. Y es algo que afecta al pueblo, pero estamos bastante solos. Si ahora organizamos una manifestación por esto, no nos apoyaría casi nadie, porque la gente no quiere tener líos con los que mandan», indica Fernández. «Ahora, por si fuera poco, el nuevo proyecto pretende asentarse en una zona privilegiada aún sin explotar, una zona con una gran biodiversidad pero en la que además existen otros muchos inconvenientes: es imposible la realización del proyecto sin la ocupación de la cañada del Venero, la finca está atravesada por una línea de alta tensión y la única forma de acceder a ella es a través de caminos públicos, con el consiguiente peligro para los vecinos de Manzanal de Arriba».
La administración tendrá ahora que pronunciarse sobre las alegaciones presentadas por Ecologistas, que inciden en las «falsedades» que, aseguran, argumenta la empresa para conseguir la licencia, como el escaso valor ecológico de la zona. «Esto tiene una biodiversidad muy importante, que venga alguien a verlo. Porque si se fían de lo que dicen las empresas, está todo dicho», concluye Teresa Fernández.