La presencia de lince ibérico en Zamora, lejos de minorar la población de conejos en las zonas de caza, lograría aumentar el número de animales. Igual con la liebre o la perdiz. Es lo que experiencia sobre la reintroducción de la especie en un ecosistema dicta, con ejemplos recogidos en Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura. Y es lo que ha explicado en Zamora Carlos Sánchez, director de Investigación de Fundación Artemisan desde 2017 y doctor en Veterinaria por la Universidad de León.
Sánchez fue el encargado de responder a las dudas generadas con la posible llegada del lince en varios sectores, fundamentalmente entre los cazadores, que temen que su actividad sufra restricciones. «Las preocupaciones son normales, pero la presencia del lince afecta de modo positivo en los cotos de caza», apunta Sánchez. «Es algo que se ve sobre todo cuando hay hembras, hay más caza menor, principalmente de conejo y perdiz roja, porque los linces expulsan de su territorio a otros depredadores como el zorro o el meloncillo. El ecosistema es más equilibrado allá donde está el lince», corrobora el experto.
Aunque las preocupaciones son normales de entrada en todos los territorios donde se quiere introducir el felino, «los cotos ven después que su presencia es positiva» y «quieren colaborar» con la llegada de más ejemplares, continúa Carlos Sánchez. No es una presencia que, por otra parte, vaya aparejada a restricciones en la actividad cinegética «más allá de alguna puntual cuando una hembra tiene cachorros, que se pide dejarla tranquila y no molestarla. Casos puntuales, de cualquier modo».
«En principio, lince y lobo deben coexistir, cada uno vivirá en su hábitat y no debería haber problemas»
La coexistencia con el lobo es, quizás, la gran cuestión pendiente de todo este proceso. «En principio no tiene por qué haber problemas», apunta el representante de Artemisan, pero aquí hay más estudios y menos trabajo de campo que lo corrobore. «Lo que creemos es que cada uno va a vivir en su hábitat y que no debería haber problemas», añade Sánchez, pero la experiencia es de momento poca en este sentido.
Se trata de especies que sí convivieron antes de que el lince se extinguiera al norte y el lobo al sur, pero en épocas remotas. La última experiencia fue en Andújar (Jaén) antes de que el lobo se extinguiera allí y «según nos cuentan nuestros compañeros cada animal andaba por su sitio». El lobo se maneja mejor en «monte cerrado» y el lince se encuentra más cómodo «en zonas con mucho matorral» ya que es ahí donde encuentra al conejo, que es su presa predilecta.
Ataques, pocos y a gallineros
Con la ganadería doméstica los problemas son también pocos, pero existen. Al sur de España se han registrado «ataques puntuales» a ganado ovino, si bien es cierto que el manejo del ganado en Castilla-La Mancha o Andalucía no es el mismo que se hace en zonas como Zamora. Fundamentalmente se registran ataques, pocos, a gallineros, que se solucionan «adaptando el gallinero a la presencia del lince», pero «un impacto similar en la ganadería al que sí tiene el lobo está totalmente descartado».
El mensaje general es, pues, de ánimo para que los ciudadanos que se van a ver más directamente afectados por la introducción del lince pierdan el miedo. «Es normal que haya preocupación, insisto, pero la experiencia que nos da participar en estos proyectos durante más de treinta años nos dice que el lince es un animal positivo para los ecosistemas», continúa Carlos Sánchez. El experto pide, eso sí, a la administración que realice un esfuerzo de agilidad para que, en el caso de que haya algún problema, pueda solucionarse pronto, con indemnizaciones a los afectados que no tarden meses en llegar.
El representante de Artemisan destaca por último que «no habrá restricciones en la caza» y que las limitaciones en los desplazamientos «están casi descartadas» porque las que sí se producen, en zonas del sur de España, se registran en lugares donde la presencia del felino es muy importante y hay carreteras de mucho tráfico de vehículos, cuestiones que aquí no suceden ni se espera que sucedan.