Fidel Raso (Sestao, 1953) habló este viernes en la Librería Semuret, pero antes había viajado por cientos de lugares, había contado miles de historias, había retratado la vida y la muerte en el País Vasco o en la Guerra del Golfo, había vivido en primera persona acontecimientos históricos como la caída del Muro de Berlín o las primeras elecciones democráticas en Rusia y se había sentado a escribirlo todo. La memoria de su experiencia como reportero y fotoperiodista en distintos lugares del mundo le dio pie a lanzar un libro llamado «Crónica de 30 años en primera línea: ETA, Euskadi y el mundo», la obra que se presentó hace unas horas en Zamora.
Antes de sentarse a la mesa de Semuret con el socio fundador de Enfoque Diario de Zamora, Emilio Fraile, y con el periodista Celedonio Pérez, Fidel Raso charló con este medio para abordar algunos detalles sobre su trayectoria y el trabajo de su vida, pero también para charlar sobre periodismo y acerca de si ese afán por la búsqueda del clic o de ser el primero a toda costa tiene vuelta atrás: «Vuelta atrás tiene todo menos la muerte, pero necesitamos reflexión; en el periodismo y en nuestra vida», señaló el reportero.
Raso ha vivido la transición entre el llamado periodismo analógico y el actual, y tiene claras algunas diferencias: «En las décadas anteriores, había al menos un día para plasmar en el papel las investigaciones y las noticias, pero ahora las redes sociales nos están empujando a la inmediatez. Es algo que se puede entender, pero no es bueno. Hay que sosegarse y reflexionar. En alguna conferencia, me refería a unas palabras de un antiguo compañero que decía que exclusiva no es quien da la noticia primero, sino quien la da mejor. Tenemos un trabajo en el que hace falta ser leal y riguroso»; argumentó el autor del libro.
Para Fidel Raso, los factores tecnológicos que ahora rodean a la sociedad han dotado a las personas de «la capacidad y la posibilidad de vivir más rápido». Eso provoca que la gente esté «rodeada por muchísimos datos» e introducida en «una especie de vértigo negativo». «Yo he estado en la India o en Galápagos, he observado mucho a los animales y he visto que nuestros queridos compatriotas de otras especies conservan su ritmo evolutivo, pero nosotros hemos entrado en otra espiral», constató el escritor.
Todo eso avanza unido al hecho de que determinadas cadenas y medios de comunicación han considerado que «es más fácil opinar que hacer buena información» y han reforzado a «la prisa como un valor del momento». Además, «hay grandes empresas dedicadas a distribuir información interesada y que tienen una gran capacidad. Estamos siendo superados por eso», recalcó este fotoperiodista que también ha escrito reportajes y que guarda en su cabeza imágenes históricas desde la Transición al COVID.
Puntitos de información
En base a esa experiencia, Raso tiene claro que «todo está sucediendo ahora y a la vez», una circunstancia que, en los periódicos, las radios y las televisiones solo se refleja como «pequeños puntitos de lo global». «No hay que dejarse arrollar por los grandes medios de comunicación, que tienden a repetir informaciones sobre los mismos problemas que nunca se solucionan», insistió el reportero.
¿Y el conflicto vasco se solucionó? «Lo fácil para responder a esa pregunta en esta entrevista y en todas es decirte que sí y no», replicó Raso, antes de apostillar: «Lo que seguramente ya saben todos los ciudadanos es que ETA ha dejado de matar, pero hay que ser conscientes de que ese proceso todavía tiene una desaceleración que llevará su tiempo. Esa violencia terrorista tiene que ir apagándose», explicó el autor del libro.
Y eso precisamente, el libro: «Es un recorrido de muchos años sumando todas mis vivencias profesionales. Al final, lo único que pretende es animar al lector a que me acompañe y a que comparta él solo, en silencio, lo que yo estoy viendo, de lo que estoy informando, y que cuando llegue al final saque su propia conclusión», zanjó Fidel Raso.