Cuando uno piensa en un museo, le vienen a la cabeza los grandes espacios culturales del país, como el Prado o el Reina Sofía. Incluso, en clave más local, aparecen en la mente el Etnográfico, el Provincial y hasta el solar donde debería estar el de Semana Santa, aunque ese es otro tema. Con todos esos recintos habilitados para el visitante y preparados por profesionales para trazar un recorrido expositivo coherente en sus salas, cuesta poner el foco en los pequeños locales de los pueblos donde se recogen tradiciones pequeñas, detalles de la vida de antaño o retazos de una cultura minoritaria, pero esos lugares existen, están ahí y, de hecho, proliferan.
En muchos casos, se trata de museos levantados «a pulso» por las propias personas de la localidad, sin ayuda ni financiación externa y con aportaciones particulares que permiten llenar la sala. También se abren a la demanda, con las llaves en las casas de los vecinos y con un sistema amateur que provoca que la mirada no se desvíe hacia ellos cuando se trata de celebrar el Día Internacional de los Museos.
Sin embargo, la asociación Criosanabria ha decidido aprovechar uno de estos espacios para celebrar un intercambio cultural en el marco de esa jornada mundial. Será este martes, en el museo dedicado a la Visparra que mantienen los habitantes de Vigo de Sanabria. La tradición de esta mascarada invernal compartirá protagonismo con el Olaztiko Ihoteak Carnaval Rural Olazagutia, un antruejo navarro que se ha prestado a colaborar en la actividad.
El presidente de Criosanabria, Daniel Boyano, explica que la idea de esta iniciativa «es concienciar sobre el hecho de que los museos son un importante medio para el intercambio cultural y el enriquecimiento de las localidades, así como para el desarrollo de la comprensión mutua, de la colaboración y de la paz entre los pueblos».
Desde esa óptica, los sanabreses y los navarros pondrán sobre la mesa los detalles y los orígenes de sus rituales, y también los personajes y su simbolismo: «Nosotros solemos hacer actividades siempre en los pueblos pequeños, donde la actividad cultural suele ser escasa», recalca Boyano, que cita por ejemplo el montaje de exposiciones o la realización de foros de cine en este tipo de recintos.
En este caso concreto de Vigo, la vinculación del propio Boyano con el carnaval navarro, en base al libro que está escribiendo sobre las tradiciones, ha permitido este acercamiento que se organizará en el pueblo, al igual que otras acciones han tenido lugar en los pequeños museos ubicados en Codesal, Vega del Castillo o Santa Colomba: «Son sitios con un valor etnográfico muy grande que ha creado la gente con su voluntad», ha incidido el responsable de Criosanabria.
Otros museos rurales de mayor tamaño
Estos espacios pequeños conviven en los pueblos con otros museos también rurales de mayor calado, como por ejemplo el dedicado al traje tradicional en Carbajales de Alba; el de Antonio Álvarez en Ceadea; el del Zangarrón en Sanzoles; o el de los Carochos en Riofrío de Aliste, por citar algunos ejemplos en una provincia que suma recursos pensados no solo para el visitante, sino también para la conservación de su propia identidad.