Durante cuarenta años, este país estuvo pintado en blanco y negro. Y no me refiero solamente al cine, y mucho menos a la televisión. La historia de este vino comienza dieciséis años antes de que se hiciesen las primeras pruebas de televisión. ¿Se ve o no se ve?
Vamos a llamar a nuestro protagonista Euquerio, por que es un nombre precioso, que se está perdiendo y me parece una lástima. A Euquerio, en aquella España autárquica de los años 40 del siglo XX, se le encargó hacer un censo de las parcelas agrícolas de la comarca, en tiempo de intervenciones y requisas. Así que se montó en su viejo ciclomotor “Mosquito” y para San Román de Hornija que se fue a registrar que había en la zona. Iba anotando. Aquí trigo, esto de garbanzos, aquí una albillera… Hasta que llegó a una pequeña parcela de fanega y media, con suelo arenoso y elevada en una pequeña meseta. Anotó: viña vieja de uva tinta.
¡Una parcela que ya era vieja en 1940! Nadie sabe su año de plantación, pero la anotación del amigo Euquerio garantiza más de 110 años. El abuelo de Seve plantó la parcela con palos de uva tinta, en pie franco, sin injertar, posiblemente de Tinta de Toro, aunque por las características del vino y las cepas, no queda claro que sea la Tinta de Toro a la que estamos acostumbrados. Un clon único y ancestral, patrimonio vegetal que esta bodega atesora. La parcela con el paso del tiempo empezaron a llamarla los lugareños “Los Quemaos”, ya que algunos años, debido a su situación, se helaba en primavera, lo que los agricultores definían como quemar, ya que una vid al helarse queda como tabaco seco. No todos los años se puede hacer vino de esta preciosa parcela singular.
De Seve la parcela ha pasado a Iván Alonso Gil, su yerno, que en un alarde de originalidad ha llamado a su bodega AlGil. Poniendo nombres no es muy creativo, pero es uno de esos viticultores y enólogos que se ha criado en los viñedos de la familia, en esas laderas de canto rodado de su pueblo natal. Además ha trabajado en grandes bodegas de la zona, con enólogos de los que ocupan espacio en el Olimpo. Así que trayectoria, rondando los cuarenta, ya no le falta. Seguramente cansado de elaborar para otros y de ver como su familia vendía las uvas a bodegas de prestigio para que unos se llevasen la fama mientras él podaba y cardaba la lana, inició un proyecto que empieza a despuntar asentado en el viñedo familiar.
Fue pionero en certificar el primer monovarietal de Garnacha en la DO Toro, trabajando arduamente para que así se le permitiese, y ahora anda todo el día, mientras pelea por llevar sus vinos por el mundo y dormir cuando le deja su criatura, dando valor a viejas parcelas que son singulares. Ahora está en esto junto a otros productores, sacar adelante las nomenclaturas “Vino de Pueblo” y “Vino de Paraje”, para mostrar al planeta vino los diferentes matices que ofrecen los suelos y microclimas de la DO Toro.
Lo que nos ofrece en este vino, “Finca Seve los Quemaos” es toda una declaración de intenciones, apostando por la parcela independientemente del tiempo de crianza. Lo que tenemos en la copa es un precioso púrpura profundo, muy vivo a pesar de sus doce meses en roble francés. Su nariz es intensa desde que descorchas la botella. Tiene mora concentrada y licor de cerezas, como presta la Tinta de Toro, pero con unos inusuales matices florales a palo de rosa y otras flores rojas y azules. La barrica aporta fruta de cacao, pero muy sutilmente gracias al uso de barricas de tamaño más grande, que críen pero no madericen. En el fondo, un poco de tinta china debido al reposo en botella, dando al conjunto complejidad. En boca es corpulento y con tanino, pero de ese redondo y casi dulce, que ni raspa ni cansa. Me deja en la boca un recuerdo a frutas negras y madera tostada, todo en total armonía.
Debido a las condiciones tan especiales de la parcela y al mimo y responsabilidad de Iván, no todas las cosechas ven la luz de este excelente vino.
Vino: Finca Seve “Los Quemaos”
Elaborador: Algil Bodegas.
Zona: DO Toro.
Variedad: Tinta de Toro, en pie franco, de una tipología especial.
Crianza: 12 meses en barrica de roble francés de 400 litros
Precio: menos de 30€.
Quizás os parezca raro el nombre de Euquerio, única ficción de la historia que cuento al principio, pero cabe recordar que en el pueblo de Iván están enterrados los reyes Chindasvinto y Reciberga. Lo digo por si estáis buscando nombres para los niños venideros. De nada.