23 de abril, festivo en la comunidad y el día apropiado para comprar libros, aunque convendría matizar que ningún momento es malo para ampliar la biblioteca. Este martes se celebra la jornada internacional de ese compañero de aventuras creado con páginas que esconde historias reales, viajes hacia territorios producidos por la imaginación, personajes que se convierten en amigos más o menos pasajeros o versos que conmueven hasta las lágrimas. Cada obra con lo suyo, y cada lector con sus preferencias.
En Zamora, siete librerías han aprovechado este Día del Libro para abrir sus stands en la plaza de la Constitución y para ofrecer descuentos del 10% a esos enamorados de las historias escritas que no dejan pasar la vez para adquirir una nueva obra. Cuatro de esas personas han charlado con Enfoque Diario de Zamora para explicar qué era lo que se llevaban y por qué. Quizá, solo un instante antes de regresar a casa o de ponerse al sol para dedicar el día libre a sumergirse en alguno de los relatos que acababan de llegar a sus manos.
Sara Urueña: García Márquez y Blackwater
La joven zamorana se llevó para casa la saga completa de Blackwater, animada por Clara Sánchez, la dueña de la Librería Octubre, y también la obra En agosto nos vemos, de Gabriel García Márquez. «Nos gusta bastante leer en nuestra casa y hemos aprovechado la oportunidad de encontrar los libros más baratos», explicó esta asistente a la pequeña feria ubicada en la plaza de la Constitución
Melchor Calles: Un libro infantil para los alumnos de su hija
Mientras miraba los puestos en busca de algún libro para él, Melchor Calles adquirió un cuento infantil para su hija, «que es maestra y los usa con los alumnos». En su caso personal, prefiere «la novela, mejor con historias reales que de ciencia ficción». A buen seguro, encontró lo que buscaba en alguna de las librerías.
David Refoyo: De los suyos, El fondo del cubo; de los ajenos, 80.000 soldados de Terracota
Junto a su familia, el escritor David Refoyo también visitó los puestos de las librerías zamoranas. Entre sus búsquedas, algunas historias infantiles: «Los niños lo copian todo y, si te ven leer, cogen libros de vez en cuando», argumentó el zamorano, que admitió que, en los tiempos que corren, «las pantallas quitan tiempo de calidad para dedicarle a la lectura».
Aún así, siempre hay tiempo si uno tiene pasión por los libros y, para quien sienta esa llamada, Refoyo recomendó dos libros a instancias de este medio: uno propio, El fondo del Cubo; y uno ajeno, 80.000 soldados de Terracota, de la salmantina Maribel Andrés Llamero.
Isabel Calles: Jesús Carrasco y Tomás Sánchez Santiago
Isabel Calles fue a la plaza de la Constitución a mirar, pero abierta a adquirir algo que la sorprendiera o le apeteciera. Y, en esas, encontró dos libros: Elogio de las manos, de Jesús Carrasco, y El que menos sabe, de Tomás Sánchez Santiago. De los dos autores ya había leído algo antes: «Carrasco tiene una narrativa portentosa, muy directa y a veces inquietante. Y Sánchez Santiago es una apuesta buena, aunque no leo demasiada poesía. ¿Pero por qué no?». Siempre es buen momento, también en la lectura, para abrir nuevos horizontes.