El sol se posa amable sobre el aparcamiento de Ifeza a las cuatro de la tarde del Domingo de Ramos y la temperatura invita a hacer lo mismo que Víctor Gómez. Este tipo de Tudela (Navarra) está plantado sobre el césped en su silla, con un accesorio para poner los pies en alto, mientras lee para informarse un poco más sobre la cultura y la historia de Zamora. De fondo, aparece su autocaravana, fiel compañera durante los últimos 25 años y el vehículo con el que se desplaza a todos lados, incluido el encuentro nacional de clubes campistas que le ha traído en esta Semana Santa al recinto ferial.
«Esta es mi tercera autocaravana y no me ha dado ni una avería. He estado con ella hasta en la frontera de Ucrania», apunta Gómez, un hombre simpático y un fijo de estas citas organizadas por la federación. «El año pasado fue en Jaén», aclara el viajante navarro, que destaca para bien la elección de Ifeza: por el espacio y por la ciudad. De aquí al próximo domingo, se esperan 298 elementos de acampada para celebrar una cita anual que atraerá a varios centenares de personas y que sirve, principalmente, «para hacer comunidad».
«Yo conozco a casi todos», señala Gómez, que reivindica la forma de moverse en autocaravana: «Esto es como vivir dos veces. Llegas a sitios que no alcanzarías jamás», insiste el participante en el encuentro, que se contiene para evitar el quiebre de la voz al señalar que su mujer, con quien se desplazaba antes a todos lados, murió hace cinco años. El navarro se repone para tirar de humor: «Ahora voy con una canaria», apunta, mientras señala el pájaro que tiene detrás: «La vida sigue», remacha.
En las pocas horas que lleva en Zamora, Víctor Gómez ya ha ido dos veces a ver la ciudad, a pasear por la Catedral o el Castillo y a intentar comer por ahí. Esto último, sin éxito ante el aluvión de reservas de una fecha como el Domingo de Ramos. Pero el caso es que estos campistas no solo se juntan en Ifeza para relacionarse entre ellos; también suben al centro y contribuyen con la hostelería, los supermercados y los comercios en general.
Así lo explican también los miembros del club de Álava que forman un círculo al sol entre sus autocaravanas. Protegidos por gorras y sombreros, los vascos aclaran que su idea es ver también alguna procesión y disfrutar de la ciudad en el marco de uno de los viajes más especiales del año, por aquello de tratarse de un encuentro nacional y de que las condiciones para ocupar la zona tienen ciertas particularidades.
«Nuestro club organiza dos salidas al mes», explican los alaveses. Estos viajes pueden ser excursiones como las que recientemente les llevaron a ser «pastores por un día» o pueden convertirse en desplazamientos algo más prolongados: «En verano estamos más por el norte, por los calores, pero lo que se tercie. Se trata de hacer viajes interesantes», apuntan los miembros del club antes de que uno de ellos, Vicente Porto, indique que la palabra que lo define todo es «libertad».
«No busques otro término», incide el campista, que subraya que, en los hoteles, si el lugar no te gusta, te ves obligado a quedarte o a perder el dinero: «Si a mí no me parece bien, me voy mañana», añade Porto, mientras su compañero Ángel Pampliega remarca que esto «se mama desde pequeño». Muchos empiezan primero por el camping, pero más tarde van buscando otro tipo de comodidades.
En todo caso, tanto ellos dos como una de las mujeres que interviene, María Cañadas, matizan que «hay que saber de esto y conocerlo». «Ahora se ha vendido como la panacea, pero no es para todo el mundo». Los alaveses animan a los interesados a probar antes de comprar y lamentan los movimientos de ciertas personas que no saben comportarse con las autocaravanas ni cumplir las reglas marcadas, una circunstancia que después les mete a ellos en el mismo saco y les penaliza.
64 clubes inscritos
Más allá de esa realidad inevitable cuando un movimiento se extiende, los clubes campistas mantienen su fortaleza. La federación cuenta con 64 colectivos de estas características inscritos en la entidad, aunque Zamora es de las provincias que carece de asociación: «Aquí lo hemos organizado nosotros para juntarnos, vernos y pasar una semana a tutiplén», resume el vicepresidente primero de la organización, Juan Enrique Ocaña.
El responsable explica que casi todos los 298 elementos de acampada previstos ya están en Zamora y espera que el resto se incorpore el Miércoles Santo. Ya el jueves por la mañana tendrá lugar una de las citas principales del encuentro, un desfile de trajes regionales por el interior de Ifeza que, en otros lugares, suele llevarse a las calles del centro. Aquí no hubo permiso por razones obvias y semanasanteras: «Lo haremos por aquí. Lo que queremos es divertirnos», zanja Ocaña.