Los lunes de invierno suelen dejar estampas de frío intenso y calles vacías en Zamora. A partir de cierta hora, cuesta ver un alma, sobre todo en las semanas de la dictadura de la niebla o en días en los que las heladas bajan más pronto de lo normal. Sin embargo, incluso en jornadas como estas, tan desangeladas, el Avalon abre el microcosmos de sus Jam Session e invita a pasar al calor de la música a todos aquellos que quieran iniciar la semana con otra energía: tocando, bailando o tomando una cerveza al son del jazz.
En realidad, cada lunes a excepción de los meses de verano, el local le da vía libre al talento de Suricato Morse, y ya van 18 temporadas. «Nosotros, como grupo, llevamos 13», matiza uno de sus miembros, Antonio Oliveira, que explica cuál es la dinámica de estas sesiones: «Hacemos un primer pase con temas arreglados y luego llega la Jam, en la que la gente está invitada a subir para cantar, tocar y todo lo que sea menester».
Oliveira da cuenta de todo esto unos minutos antes de subir al escenario para iniciar la última Jam de febrero, esta vez vinculada al trompetista estadounidense Lee Morgan: «Solemos hacer homenajes especiales dedicados a alguna figura de la historia del jazz», apunta el músico, que cita a Billie Holiday, a Miles Davis, a John Coltrane o a Frank Sinatra como algunos de los artistas que han protagonizado un lunes en el Avalon: «Es un lujo que nos dejen hacer esto aquí», añade el miembro de la banda.
A su lado, su compañero Antonio Rojo aclara que todo se ha conseguido «a base de tiempo». «Al principio no colaboraba mucha gente», pero eso ha cambiado. «Es un ambiente relajado, distendido, festivo. Vienen personas de mucho nivel a las que les parece muy sorprendente que en una ciudad como Zamora haya siempre un grupo estable que haga esto», apostilla Oliveira, que subraya que «hay una parte improvisada», pero que Suricato Morse se «ha currado muchos arreglos».
No en vano, impulsado por el trabajo musical de Diego Rojo, el grupo ha montado «temas, temas y temas» a lo largo de estos años. El dueño del Avalon, Álvaro de Paz, se atreve a señalar que son «más de 500», a la par que apunta que los músicos que crean estas Jam no fallan ningún lunes. Si alguno no puede, «llaman a un sustituto». «Es que el espectáculo tiene que continuar», recalca Oliveira, que asegura que, «si falta alguien, hay que echar mano de quien sea».
Ese compromiso forma parte de un modo de sentir la pasión por el jazz que Oliveira cuenta con una sonrisa, pero sin dejar de hablar en serio: «Esto es una liturgia. Su tuviésemos una religión, los lunes serían nuestro día sagrado; somos creyentes y devotos de la música», recalca el miembro de la banda.
Su compañero Antonio Rojo abunda además en el hecho de que «el nivel musical ha ido subiendo» en Zamora desde que todo comenzó con las Jam en el Avalon. Eso permite que la parte de la improvisación se enriquezca, que Suricato Morse pueda interactuar «con gente diferente» y que el show se convierta en algo mucho más atractivo para quien solo acude a mirar y escuchar.
A ese hecho, se le une una mezcla generacional: «Hay gente jubilada, personas que están estudiando y hombres y mujeres de todos los estratos. No hacemos distinciones», indican entre Rojo y Oliveira, conscientes de que «los lunes son complicados» y de que la gente «a veces viene y va», con un porcentaje de público fijo y otro que tiende a ser más discontinuo: «Desde fuera es algo que llama mucho la atención», afirman los miembros de la banda, que tienen claro a quién agradecerle esta excepción en medio del frío del invierno cotidiano en Zamora.
«Lo hacemos aquí en el Avalon porque Álvaro es quien propicia todo esto, el gran mecenas musical de estas tierras», concede Oliveira, que mira a De Paz para dejar patente que el dueño del negocio ejerce como «soporte» de todo lo que ocurre durante las Jam Session.
Una casualidad y 18 temporadas
Tras la barra, el aludido asegura que todo se precipitó «un poco de casualidad», con el regreso a Zamora de Diego Rojo, otro de los componentes de la banda, como gran desencadenante: «Empezamos a hablar, lo hicimos y esta es la temporada 18», resume De Paz, que destaca que el local «prácticamente está lleno todos los lunes», un día elegido a propósito porque «no hay ni Champions ni conciertos ni ninguna otra actividad».
El responsable del Avalon incide igualmente en «la calidad de la banda» que dirige las sesiones: «Llevan 18 años tocando juntos y hacen más de 50 bolos al año», recuerda De Paz, que opina que Suricato Morse «suena muy bien» y que, a esa capacidad musical, suma la particularidad de contar con tres vientos: «No hay ninguna Jam en Castilla y León donde haya tantos», resalta.
Para el dueño del negocio, otra de las claves del éxito de las Jam es «el ambiente que se genera», incluso para la gente que no entiende mucho de jazz, y pone el foco en el crecimiento del ambiente musical en Zamora, con el impacto de la escuela Musikea o la creación de la asociación Mubaza como hitos decisivos: «Ahora ves que una misma persona toca en cuatro o cinco grupos, y antes eso era impensable», zanja De Paz.
Con todos estos ingredientes, la iniciativa de los citados Antonios, de Diego, de Chus, de Cote y de David aporta una cita semanal con la música en directo para reforzar ese crecimiento de los grupos, de los artistas y de los aficionados en la ciudad y en el entorno. Todos ellos saben que cada lunes, en el Avalon y «rondando las 21.47», toca sumergirse en el jazz.