Los miembros de la banda de cornetas tuvieron que soplar más fuerte que el viento para hacerse oír en medio del temporal que compartió protagonismo con los grupos en el encuentro del Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) en Torres del Carrizal. Con todo el mundo despeinado, menos los cabezudos y los zangarrones, y con la lluvia golpeando de costado, los cientos de asistentes acumularon méritos de karma al completar el desfile previsto como eje de las actividades.
Como es costumbre, la cita anual del CIT congregó en uno de sus pueblos a las asociaciones más animosas de Zamora y de sus municipios limítrofes. El centro busca visibilizar los recursos de estas localidades muchas veces opacadas por la influencia de la capital o por la belleza y los atractivos naturales de las comarcas más periféricas, y lo hace en encuentros como este dándole voz a personajes, colectivos y músicos destacados.
Por eso actuaron los campaneros; con el mismo motivo se homenajea por la tarde al escultor Mariano Fernández, a través de su hijo Agapito, y por una razón similar se organizó este desfile en el que, entre otras cosas, quedó patente la resistencia del zangarrón de Reyes de Montamarta. Sin tiempo para recuperarse del esfuerzo realizado unas horas antes en Bemposta, se echó a la calle también en Torres para llevar la tradición a un lugar esta vez más familiar.
Junto a él, correteó por las calles principales del pueblo el zangarrón de Sanzoles, mientras la citada banda de cornetas y tambores abría la comitiva por delante de las águedas del pueblo anfitrión. Los regidores de Torres, de Arcenillas o de Coreses acudieron como autoridades a la cita, al igual que la responsable de Villarrín y presidenta del Consejo de Alcaldes, Ainhoa Aranguren. Incluso, la diputada nacional Elvira Velasco se implicó en el desfile.
A partir de ahí, más águedas como las de Andavías, San Frontis o San José Obrero se dejaron ver acompañadas por varias decenas más de mujeres ataviadas con el traje tradicional y equipadas con panderetas o castañuelas para animar el cotarro por la zona donde las cornetas ya solo se oían de fondo.
Comida de hermandad
Tampoco faltaron los cabezudos de Corrales o de Entrala en una jornada en la que también se prevé la celebración de una misa castellana, una comida de hermandad y una actuación de Doña Urraca. Siempre, si el tiempo lo permite y con los grupos a la brigada de la tradición.