Algo se mueve en los pueblos de Zamora. Muchas localidades se resisten a ser pasto de la despoblación que galopa por estas tierras y se asocian, comparten ideas, analizan proyectos y estudian opciones para que la vida de los vecinos sea un poco mejor; para que compense residir en el medio rural. A veces, la vía del bolsillo actúa como elemento decisivo a la hora de determinar si alguien se queda o se va; si regresa o continúa lejos, y en esa línea van las iniciativas que pretenden aprovechar los recursos municipales para que el coste de la luz, tan mentado en los últimos años, se convierta en un argumento a favor de estos núcleos.
Con esto en mente, varios pueblos de Zamora han accedido a sumarse al modelo cooperativo que les está ofreciendo una empresa para tratar de rebajar la factura. El sistema es el siguiente: el Ayuntamiento alquila determinados espacios públicos como los tejados de sus edificios o parcelas en desuso; allí se colocan las placas; y estos paneles son los que abastecen a las empresas y a los domicilios de los participantes. Por ahí va la idea a grandes rasgos.
«Nos propusieron la opción y al Ayuntamiento le pareció interesante, porque la propia institución participa y tenemos mucho gasto de luz. Por ejemplo, con las bombas que suministran el agua a todos los vecinos», explica María Asunción Martín, la alcaldesa de El Cubo del Vino. Este municipio ya ha avanzado bastante con el proceso, cuenta con la implicación de 18 socios y confía en que la instalación se haga con una cierta celeridad para empezar a beneficiarse de las tarifas anunciadas.
La cifra de personas puede parecer baja, pero conviene tener en cuenta que la propia empresa recomienda que las personas que tengan el bono social no se apunten a la cooperativa. La razón que trasladan es tan sencilla como que la reducción en la tarifa que les pueda reportar el uso de las placas no es tan grande como la que les proporciona esta ayuda que beneficia básicamente a personas jubiladas. Es decir, presenta una influencia elevada en muchos puntos del medio rural de Zamora.
María Asunción Martín subraya que lo que animó principalmente al Ayuntamiento a aceptar la propuesta fue la inquietud por mantener «a la gente aquí con calidad de vida». «La despoblación viene de que no tenemos los servicios adecuados», sostiene la alcaldesa, que afirma que «no se pierde nada» por probar cosas como esta. Sobre todo, porque cada cooperativista aporta solamente dos euros para entrar.
La explicación de la empresa
Así lo explica el encargado de promover este tipo de proyectos por la provincia. Su nombre es Ángel Marqués y es el jefe de ventas de Enersi Energías. «Nosotros ponemos las placas en función del cálculo del consumo medio de los cooperativistas, y las instalamos siempre que es posible sobre cubiertas y en régimen de alquiler, porque el Ayuntamiento no puede cederlas gratis», aclara el experto.
En la provincia de Zamora, su empresa va camino de las 14 cooperativas en los municipios, con El Cubo como una de las más avanzadas: «En Andavías, firmaremos la creación de la comunidad energética el día 23″, añade Marqués, que explica que su empresa optimiza el uso de la energía, se encarga de tramitar las subvenciones habilitadas para este tipo de proyectos e intenta amortizar «en un plazo de cuatro o seis años» el coste de las placas. Es a partir de entonces cuando el beneficio resulta más evidente para los cooperativistas.
Antes, durante los primeros años, la energía diurna puede tener un coste de entre nueve y diez céntimos el kilovatio, ligeramente por debajo del precio de mercado. Cuando pase el periodo de amortización, esa cantidad podría quedarse «entre cuatro y cinco céntimos». «Como son cooperativas sin ánimo de lucro, con los excedentes de ingreso se busca aumentar más los periodos de uso de la energía», matiza Marqués.
La constitución de la cooperativa se realiza con la idea de que el alquiler de las zonas públicas se establezca por un periodo de 25 años más otros 25, aunque los miembros no tienen compromiso de permanencia: «Sí les pedimos que estén por lo menos un año», admite Marqués, que apunta que su empresa es una de las promotoras: «El inversor que pone las placas se encarga de la gestión y nosotros del mantenimiento y del papeleo», remarca.
En El Cubo, está acción está pendiente simplemente del «ok» para ponerse en funcionamiento, después de algunos problemas burocráticos: «De momento estamos desembarcando en 14 pueblos, pero vamos a estar en más», advierte el jefe de ventas de la marca.