Domingo, 15 de octubre de 1978, estadio Anxo Carro de Lugo. El líder del grupo I de la Segunda División B tras cinco jornadas de liga disputadas, el Zamora CF, visita al equipo de la ciudad gallega dispuesto a mantener la renta sobre sus perseguidores, comandados por el Real Oviedo y el Mirandés. En el banquillo visitante, Miguel Ángel Montes; en el campo, hombres como Merino, Garre o Pepe; al silbato, un tipo entonces desconocido, de poco más de 30 años, llamado José María Enríquez Negreira.
Sí, el protagonista principal del caso de investigación por posible corrupción deportiva que afecta al FC Barcelona arbitró en un partido oficial al Zamora CF. Ocurrió hace más de 45 años y antes de que Negreira lanzara su carrera hacia categoría superiores. El colegiado catalán pitó durante trece temporadas en Primera División a partir de entonces, e incluso alcanzó la categoría de internacional antes de convertirse, tras su retiro, en el vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA).
Pero en aquella tarde de octubre en Lugo, en el arranque de la temporada 78-79 del grupo I de Segunda B, Enríquez Negreira estaba bastante lejos de sospechar qué sería de su vida a partir de entonces y, sobre todo, que su nombre y su fotografía acabarían en las portadas de todos los periódicos, deportivos y generalistas, por unos supuestos pagos del FC Barcelona para «asegurar arbitrajes neutrales».
Aquel día, la atención estaba centrada sobre el campo para la disputa de un partido que la crónica del Pueblo Gallego de la época describió como «muy disputado, con fuerzas niveladas y con dos o tres ocasiones claras para el Zamora CF que no supo aprovechar». Los rojiblancos perdonaron, y más tarde lo iban a pagar.
Pero centrados en lo que concierne a Negreira, su momento en el partido llegó en el minuto 33, cuando expulsó a dos jugadores, uno por cada bando. Por el Zamora, a Alén; por el Lugo, a Fariña. Según la citada crónica del encuentro, las rojas se produjeron por «una presunta agresión mutua», en el marco de una actuación general del colegiado que el periodista calificó de «regular».
Derrota y caminos dispares
El choque discurrió a partir de entonces como un diez contra diez en el que todo «se encaminaba» hacia el empate sin goles. Incluso, el público estaba abandonando ya el estadio lucense cuando, al borde del minuto 90, Varela remató con «un fuerte disparo» un centro de Juan Fermín para batir a Merino y colocar el 1-0 definitivo que supuso la primera derrota del Zamora CF en aquella temporada.
Los hombres dirigidos por Miguel Ángel Montes fueron perdiendo fuelle a lo largo de aquella campaña y terminaron novenos en la clasificación. Peor le fue al Lugo, que acabó descendiendo, y mucho mejor a Enríquez Negreira, que por entonces ya pitaba habitualmente en Segunda y que acabó por subir en junio a Primera, de donde ya no se movería hasta los primeros 90.