Cada mañana, José Emilio Alonso y Jesús Campo inician su jornada laboral en Zamora, arrancan su vehículo y, como suele decirse, carretera y manta. Con rumbo definido pero cambiante, la pareja de trabajadores recorre el 100% de la provincia varias veces al año. Como si fueran vendedores ambulantes, paran su vehículo en los pueblos, abren las puertas y los vecinos se acercan. Lo que sucede es que José Emilio y Jesús no venden. Ellos prestan, y vuelven a las semanas a recoger lo prestado. Son los dos únicos trabajadores del único bibliobús que se mantiene en activo en Zamora para el público general (hay uno más para los centros escolares rurales).
Son las 10.45 de una fría mañana de invierno en Sayago cuando Alonso (el conductor) y Campo (el bibliotecario) llegan a Fariza y aparcan frente al Ayuntamiento y al colegio. En la puerta del centro escolar espera la profesora y un puñado de alumnos, que atraviesan la plaza para entregar lo leído, comentar las impresiones y coger nuevo material. Apenas unos minutos bastan para hacer acopio para varias semanas.
El hecho de que haya solo un bibliobús tiene sus consecuencias, y la más notoria es que pasa cada mucho tiempo. De hecho, el autobús no volverá a Fariza hasta el jueves 4 de abril y, a partir de ahí, solo hará tres paradas más este año (6 de junio, 13 de septiembre y 12 de noviembre, siempre a las 10.45).
«Antes había cuatro bibliobuses en Zamora», asegura Jesús Campo, «pero hubo jubilaciones y la cosa se quedó como está ahora», declara. Así que los trabajadores de este servicio hacen cinco paradas anuales en cada uno de los pueblos que quieren recibir este servicio, paradas que se hacen a lo largo de un total de 42 rutas. Próxima visita, por tanto, en abril. «Y ello suponiendo que no pase nada» porque, si ese día, alguno de los dos trabajadores se levanta impedido por alguna cuestión (un catarro, por decir algo) los vecinos de la ruta 16 (la de Fariza) no tendrán otra que esperar hasta casi verano. Pero Campo se muestra convencido de que esta opción es la mejor. «Cuando nos quedamos solos valoramos esto o reducir las rutas. Al final decidimos esto porque, aunque pasemos cada mucho tiempo, lo otro era dejar a los pueblos sin otro servicio», asegura.
«Aunque pasamos cada mucho tiempo, es mejor esto que dejar a algunos pueblos sin el servicio»
Jesús Campo, bibliotecario del bibliobús
El bibliobús cuenta con más de tres mil libros y está puesto al día en lo relativo a literatura. De hecho, cuenta con varios ejemplares de algunas de las últimas novelas que han salido al mercado, ejemplares codiciados por los vecinos de la Zamora rural. Hacerse con uno es complicado, porque los usuarios no los suelen dejar pasar y, cuando alguien lo coge, tarda varias semanas en devolverlo.
Así que se recomienda que los usuarios del bibliobús tengan un gusto literario amplio para evitar decepciones. Hay también cientos de CDs de música, un amplio catálogo de películas en DVD y una colección de revistas bastante actualizada que genera interés en los vecinos, sobre todo en las mujeres, asegura Campo, que lleva 33 años prestando este servicio a diario.
El préstamo máximo oficial es de 5 libros, dos recursos audiovisuales y dos revistas, pero no hace falta pasar mucho tiempo subido al vehículo para ver que, muchas veces, se hace la vista gorda. «Para la gente que lee, pasamos muy poco, esa esa la realidad», asegura el bibliotecario ambulante. «Y, como ya nos conocemos todos, no tenemos problemas en dejar algo más si nos lo piden». Los chavales del colegio de Fariza bajan acompañados por su maestra bien cargados y dan cuenta de que no queda mucho para que las excepciones se conviertan en norma.
José Emilio Alonso arranca el vehículo tras aproximadamente media hora en Fariza y pone rumbo a Muga de Sayago, que es el siguiente punto del recorrido (Muga tiene dos paradas diferentes, una en la plaza y otra frente al colegio). En la primera ya esperan algunas vecinas de dan fe de que el público usuario de este servicio es fundamentalmente femenino. Una de las mujeres se lleva una bolsa entera con ejemplares actuales y pasados de la revista «Muy Interesante», lo que le da un ameno material de lectura para las próximas semanas. Trabajo cumplido y siguiente parada. Cada semana, asegura el conductor, el bibliobús hace aproximadamente 1.000 kilómetros, dependiendo de las rutas que toquen. «Cuando nos toca Sanabria hacemos más».
El servicio de bibliobús es una opción cultural para los vecinos de los pueblos que prestan al alimón la Diputación de Zamora y la Junta de Castilla y León. La primera institución se encarga de comprar los vehículos, pagar las nóminas a los trabajadores y de los gastos que se ocasionan, como las dietas de Jesús y José Emilio. La Junta, por su parte, se encarga de llenar el bibliobús de libros. Las dos mantienen un servicio cultural que, aunque ha vivido tiempos mejores, «sigue siendo muy necesario», sobre todo para las personas con menos recursos. «Un servicio de préstamo de libros es fundamental en los pueblos», reivindican los dos trabajadores.