No es una tarea sencilla hacer que un negocio ubicado en las afueras y que tradicionalmente ha servido de «parada y fonda», principalmente, a transportistas, se convierta en un local para toda la familia. De hecho, es un reto complicado que necesita, además de ambición, una buena visión empresarial. Como la que ha tenido Ricardo Rodríguez, «Ricky», trabajador de la hostelería primero y emprendedor después.
Rodríguez abrió el pasado mes de septiembre su local, Vanity, en las instalaciones que en Zamora siempre se han conocido como el Centro de Transportes (en la avenida de Cardenal Cisneros). Un lugar antes a desmano y que ahora se ha convertido en punto de peregrinaje para muchas familias durante todos los fines de semana. Desde hace unos meses, el lugar es un «multiespacio», como asegura su gerente, en el que los niños pueden saltar en cualquiera de las tres colchonetas instaladas en un anexo totalmente climatizado mientras los padres están en el bar, una zona separada por una cristalera que permite ver a los chavales mientras se toma algo.
Las instalaciones se han reformado «por completo», asegura Ricardo Rodríguez, que ha acometido una importante inversión en el espacio. No en vano, el negocio parece otro al que existía hace solo unos meses. El bar ha cambiado mucho, el mobiliario es nuevo y el servicio que se da también es totalmente diferente.
Pero si por algo destaca la obra es por el hotel, porque Vanity es un «multiespacio» con todas las letras. Las habitaciones, que antes eran ocupadas fundamentalmente por viajantes y por gente que llegaba a Zamora de paso, pretenden convertirse ahora en un lugar más a tener en cuenta para turistas y personas que quieran pasar unos días en la capital. Y lo están consiguiendo, porque la mayoría de ellas están ocupadas gran parte de los días.
El hotel cuenta con doce habitaciones, varias de ellas triples y dobles, con capacidad total para treinta personas. Ofrece todos los servicios de un hotel, incluido el de comidas, que se lleva a cabo en las instalaciones de abajo. El comedor, no en vano, tiene capacidad para más de 75 personas, lo que cubre de sobra las necesidades del hotel, ofreciendo un excedente de mesas que pueden ser ocupadas por las personas que quieran acercarse a comer hasta allí. Vanity ofrece, además de una carta de bocadillos, raciones y hamburguesas, un económico menú del día tanto en servicio de comidas como de cenas.
En el recinto trabajan actualmente ocho personas, lo que convierte al hotel-restaurante en un importante generador de empleo en la ciudad. Ocho personas que se suman a las seis que trabajan en el Bar Ceis, en Morales del Vino, un negocio con trayectoria reconocida dentro del pueblo y del que Ricardo Rodríguez se hizo cargo hace algo más de un año. En total, catorce trabajadores en el seno de una empresa hostelera que tiene en sus planes extenderse a otras zonas de la capital.