«¡Jacob!». Una niña de unos siete u ocho años de edad que acaba de entrar por la puerta de la pista del pabellón de la Diputación de Zamora, en Los Bloques, se lanza a la carrera a la busca de Jacob Round, uno de los fijos de Saulo Hernández en la rotación del CB Zamora. Ambos, Round y la niña, se conocen. Bastante, de hecho. Así que se abrazan. «Mañana…», dice la pequeña, refiriéndose al partido de hoy. El tema de conversación no es otro: la final de LEB Plata que hoy disputa el CB Zamora ante el Cartagena. Pero eso es otro asunto, porque los viernes por la tarde, lo importante es divertirse con un balón naranja en las manos.
La escena entre la niña y Round se vive en el marco de los juegos infantiles para chavales que el Club Baloncesto Zamora organiza, cada viernes, para los niños de la capital y de algunos pueblos del alfoz. «¿Sabes cuándo éramos niños y quedábamos en la calle a tirar unas canastas? Pues eso ahora se ha perdido y es lo que hemos querido recuperar con esta actividad. Que los niños queden por la tarde y tengan un sitio donde ir a tirar unas canastas». Eso, que explicó Saulo Hernández en la entrevista que ya publicó este medio, es lo que subraya Nacho Domínguez, que está al frente del Primera Nacional y es el encargado de coordinar cada viernes esta actividad. Una vez a la semana, entre sesenta y ochenta niños de Primaria se juntan para esto.
Además de Round, un habitual en las sesiones de los viernes, ayer acudieron al pabellón Souleymane Traoré y Erikas Kalinicenko, animados por Enfoque en un «encuentro» previo a la final organizado con la total colaboración del club. Los niños tampoco se extrañan al ver a «Souley», un pivot de 2,10 al que alguno reta a ver quién llega más alto. Ni a «Erik», al que recuerdan de su etapa anterior en el club.
La comunidad infantil que el CB Zamora ha logrado crear en torno al baloncesto es digna de ver, un trabajo de años y años que ya da muchos frutos. «A los niños les encanta ver aquí a los jugadores, les anima a ir a ver los partidos y eso crea afición», asegura Nacho Domínguez mientras Traoré se interna en la cola de chavales que van lanzando tiros libres. Cuando le tocaba el turno al jugador de Mali, el monitor disuelve la actividad. Compuesto y sin tirar. Los chavales se parten de risa.
En la otra punta del pabellón un pelotón de niños se afana en intentar quitarle la bola a Erik, como todos llaman a Kalincenko, que aunque recién llegado de Ibiza es uno más de esta familia a la que ya perteneció el año pasado. Alguno lo consigue y se lanza a la canasta. El alero lituano se acerca a intimidar y surte efecto. Es gracioso ver a los chavales intentar colocarse mejor que ninguno para enganchar el rebote en presencia de un profesional de casi dos metros. No hay mucha pelea, aunque se lo pasan en grande.
Una cantera muy numerosa
La cantera del CB Zamora es, sin mucho miedo al error, la más numerosa de las de hoy en día en el deporte zamorano. Son más de cuatrocientos los chavales que, de una manera u otra, están ligados al club, ya sea a través de actividades como las de los viernes, con las extraescolares que se llevan a cabo en algunos colegios o con la escuela de baloncesto, que celebra varios entrenos semanales en la Ciudad Deportiva desde que los niños cumplen los cuatro años de edad.
«Los niños se sienten muy integrados, y eso genera un sentimiento de pertenencia que es muy bonito, porque los logros del primer equipo son los de la cantera y los de la cantera, son los de los profesionales», asegura Nacho Domínguez. En el caso concreto de la «pachanga» previa al fin de semana, el club colabora con más de una decena de colegios, la mayoría públicos, de la capital, Morales del Vino y Corrales del Vino.
«Aquí vienen chicos de muchos colegios a tirar unas canastas. Con eso lo que conseguimos es que, cuando quieren dar el paso a la actividad más regulada, no se echen atrás porque no conozcan a nadie más que se apunte. Aquí todos se conocen ya, un niño de la Candelaria se hace amigo de otro que va al cole en Corrales y, si quieren seguir, ya no miran tanto a si se apuntan más niños de su cole o no», puntualiza Nacho Domínguez.
El club tendrá un bonito detalle con sus canteranos en el partido de hoy. La grada del fondo del Ángel Nieto no ha salido a la venta para el público y estará ocupada íntegramente por los niños de las categorías inferiores del equipo. Una manera de vivir el partido en compañía de amigos y dar un impulso especial al equipo.
«Centrados en el partido»
Los tres jugadores se trasladaron después al Ángel Nieto, donde celebraron el último entrenamiento previo a la final de hoy, a las siete de la tarde con un pabellón que estará a reventar. La empresa no es fácil, pues el Odilo Cartagena ha perdido un solo partido durante esta temporada. «Va a ser complicado pero salimos a por todas, estamos muy centrados», asegura Kalinicenko.
El Cartagena perdió su partido, eso sí, ante el Ibiza, segundo clasificado en el Este y antiguo equipo de Erikas, que militaba allí en aquel encuentro. Si «Erik» es capaz de ganar dos veces en una temporada al equipo murciano es una duda que se empezará a resolver cuando bote el balón. Sería la segunda victoria del día para el CB Zamora, que ha logrado ya enganchar a la ciudad y que congregará a cientos de chavales en torno a una actividad deportiva. Y eso ya tiene un mérito enorme.