«Mi tío no hubiera querido que su museo estuviera envuelto en tanta polémica». Las palabras las pronuncia Carmen Caballero Lobo, sobrina del escultor Baltasar Lobo y portavoz de la familia en la interlocución con el Ayuntamiento de Zamora a la hora de definir la ubicación del museo. «Si viera esto, él (Baltasar Lobo) estaría muy a disgusto. Incluso no sé si hubiera querido hacer el museo con tanta polémica», asegura la sobrina del artista.
Los descendientes del escultor lamentan que «se esté haciendo política con la obra» del artista de Cerecinos de Campos. «A algunas personas, pienso, les irá bien, pero creo que la obra de mi tío no tiene que entrar en ese juego», añade Carmen Caballero, que pide a los partidos, «a todos», rebajar el ruido y «entenderse» para que el futuro museo sea «un proyecto de ciudad», y no partidista.
Aunque su opinión no tiene un peso decisorio, el punto de vista de los descendientes de Lobo sí es tenido muy en cuenta en la Fundación Baltasar Lobo. Y, entre el Castillo y el ayuntamiento viejo, la familia apuesta por el segundo. «La idea del Castillo nos la presentaron, nos pareció bien cuando se hizo, en 2007, y nos parece bien ahora. Pero siempre he pensado que eso sería una gran obra», por plazos, y que «los trabajos de mi tío no serían tan protagonistas».
«El proyecto de la Plaza Mayor nos gusta, lástima que sea tan pequeño»
Carmen Caballero Lobo, sobrina del escultor
Así que la idea que se impone es la más pragmática. «A mí el proyecto del museo en la Plaza Mayor me gusta mucho. Lástima que sea tan pequeño, pero la verdad es que está bien porque lo del Castillo es cosa inviable». Carmen Caballero ve con buenos ojos una propuesta, como la defendida la semana pasada por la concejala de Cultura, María Eugenia Cabezas, en la que la obra del escultor «rote» por el museo. «Hay piezas que hay que guardar para intercambiar de vez en cuando y que el museo se renueve. Eso es bueno para la obra», concluye.
La sobrina del escultor censura además que «haya gente que diga que la familia no tiene nada que ver con la obra» de Lobo «porque la compró el Ayuntamiento de Zamora». Eso, asegura Carmen Caballero, «no es cierto», porque la «obra de mi tío prácticamente se donó a Zamora con la idea de que se hiciera un museo en un plazo determinado de tiempo, algo que finalmente no sucedió», pero «lo único que pagó el Ayuntamiento fue una parte de lo que había que abonar a la Hacienda francesa».
La sobrina de Lobo asegura que, pese a todo, «siempre nos han tomado en cuenta», desde la época de Antonio Vázquez hasta la de Francisco Guarido, pasando por Rosa Valdeón. «Aunque el voto no fuera decisivo, siempre se ha tenido en cuenta que la familia no puede estar en contra de la propuesta que se haga», asegura Caballero Lobo.
La situación actual
La mesa de trabajo sobre Baltasar Lobo presentó sus conclusiones la semana pasada envuelta en la polémica. Ni PP, ni Zamora Sí ni Vox se personaron en la última reunión asegurando que el comité creado fue «un paripé» pues «la decisión de hacer el museo en el ayuntamiento viejo ya estaba tomada». IU y PSOE hicieron después públicas sus consideraciones y mostraron su apoyo al viejo consistorio, unos por considerar que es la mejor opción y otros por considerar que es la decisión más pragmática para que Zamora no acumule «otros diez años de trámites» antes de construir el museo.
Aunque aún es pronto para hablar de plazos, la decisión de la mesa de trabajo será elevada a la Comisión de Cultura, que hará lo propio con el equipo de Gobierno. La idea es que la obra de Baltasar Lobo esté en el ayuntamiento viejo antes de que concluya este mandato, en 2027.