El IPC subió en el mes de diciembre en la provincia de Zamora un 3,2% en el acumulado anual, lo que viene a indicar el porcentaje en el que subieron los precios en los últimos doce meses pasado en la provincia. Un repunte asumible para muchos y complicado para otros, máxime teniendo en cuenta que los precios ya habían repuntado más de un ocho por ciento un año antes. La cesta de la compra se encareció en Zamora una décima más que en el conjunto del país.
Con todo, hay que bajar al detalle de los productos para saber cuál es el impacto del aumento de precios en el día a día de los zamoranos. Así las cosas, los aceites y grasas fueron el producto que más subió de precio el año pasado. Una botella de aceite en el supermercado se paga, de media, un 49% más cara que a finales del año 2022, según los datos definitivos hechos públicos ayer por el INE. Después, a mucha distancia, está la fruta, que en 2023 subió de precio más de un 17%.
Los productos frescos y los básicos en cualquier cesta de la compra lideran las subidas de precio, lo que viene a indicar que el efecto real del incremento del IPC es mayor que el que dicen los números. Las legumbres son ahora un seis por ciento más caras que hace un año. La carne de ovino ha subido otro tanto, y los preparados con legumbres y hortalizas, más de lo mismo. Las patatas han subido un 5,7%.
Son solo algunos apéndices de la estadística, todos entre los más consumidos en cualquier hogar medio. No pasa lo mismo con las bajadas, entre las que se encuentran productos menos utilizados por los hogares. Incluso el gas y la gasolina, que lideraban las bajadas a comienzos de año, ahora se han estabilizado.
En la lista de descensos aparecen muebles, decoración, productos para el hogar, esparcimiento, electrodomésticos, reparaciones, prendas de vestir, calzado o medicamentos. Productos necesarios, evidentemente, pero que tienen un impacto en las cuentas mensuales de las familias mucho menor que el de las cosas del comer.